Pamplona-Iruñea

AGUIRRE SÁNCHEZ, Lorenzo Victoriano

A Lorenzo Aguirre lo mataron a garrote vil el 6 de octubre de 1942 en la madrileña cárcel de Porlier. Fue falsamente acusado de “rojo asesino”, “falso artista” y de “auxilio a la rebelión”.

Fue hijo de comerciantes vascos, autor polifacético, escenógrafo, pintor, cartelista, letrista y el creador de los primeros y famosos carteles de las Fiestas de las Hogueras de San Juan en Alicante.

«Lorenzo Aguirre Sánchez nace en Pamplona el 14 de noviembre de 1885, pero se traslada muy joven a vivir a Alicante donde comienza sus estudios de pintura de manos de Lorenzo Casanova. Tres años después, en 1899, se traslada a Madrid para ampliar sus conocimientos, asistiendo a las clases de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado. En su constante deseo de no ignorar los secretos del arte, en 1901 viaja a la vecina capital francesa gracias al dinero obtenido al subastar una imagen de la virgen pintada por él mismo. Es en esta bella ciudad perfecciona sus conocimientos, especialmente a cuanto se refiere a la escenografía, asistiendo a los talleres que poseía la Gran Opera.

Tras regresar a Alicante, se mete de lleno en esa nueva fiesta creada por D. José María Py, “Les Fogueres de San Chuan”. Dibuja por encargo de “Alicante Atracción” los carteles oficiales de los primeros años (1928, 1929 y 1930), siendo además el constructor de hogueras de la Plaza de Isabel II (hoy Gabriel Miró). Carteles suyos anunciaron también el Carnaval o las verbenas benéficas.

Su sueldo de policía le permite vivir cómodamente, y ya en enero de 1930 se casa en segundas nupcias con Francisca Benito Rivas de la que nacerían tres hijas. En Alicante aprende rápidamente el valenciano y comienza a colaborar en periódicos y revistas como El Tio Cuc y a realizar sainetes fogueriles.

El 18 de julio de 1936 comienza la Guerra Civil y se traslada con el Gobierno a Valencia, ingresando al año siguiente en el Partido Comunista. Al finalizar la Guerra, huye a Francia donde sobrevive con su familia gracias a sus pinturas viviendo en París y Le Havre. Pero de nuevo la guerra hace acto de presencia en su vida. En este caso es la Segunda Guerra Mundial. En 1940 huye a España para reorganizar el PCE pero Aguirre es detenido en Irún y trasladado a la cárcel de Ondarreta y poco después a Madrid siendo, cómo no, torturado.

Pese a que sus tres hijas pidieron de rodillas clemencia a Carmencita, hija de Franco, en el día de su santo, Aguirre fue ejecutado a garrote vil ante todos los presos de la cárcel el 6 de octubre de 1942. Fue acusado de “rojo asesino”, “falso artista” y de “auxilio a la rebelión” (!!). Al ser subdirector de Policía de Madrid en 1936, en la Causa General se le involucró en el asesinato de José Calvo Sotelo. En 1947 se archiva su expediente de masón por no haber encontrado pruebas en su contra.

En el año 1986, y gracias a la gestión de Concepción Badiola y Pedro Manterola, el Banco de Bilbao expuso las obras de Aguirre en Pamplona y Bilbao, donde es admirado. En Alicante, gracias al diputado provincial D. Miguel Valor, se le dedicó en 2003 un homenaje en el MUBAG en forma de exposición. Tanto el Bloc como Alí Cremades solicitaron a Alperi una calle para Aguirre.                        

Seguimos esperando.

Premios:

Obtuvo los premios siguientes:

-Tercera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes (Madrid, 1920) con la obra Luz divina.

-Medalla de Oro en la Exposición de Artes Decorativas de París (1925);

-Primer Premio de carteles anunciadores del VII Congreso Internacional de Oleicultura (1925) y Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes (Madrid, 1930), con el retrato de Don Valentín Aguirre.» [01]

 

«Aguirre Sánchez, Lorenzo Victoriano(1884-1942). Escenógrafo y autor. Es un personaje más conocido por su faceta de foguerer, pintor, cartelista, ilustrador y caricaturista que por su producción dramática. Nació en Pamplona en el seno de una familia de comerciantes vascos, que se trasladó a Alicante cuando nuestro protagonista sólo tenía tres años de edad. Aquí se formó como pintor. Pasó temporadas en Madrid y París, donde consiguió un gran conocimiento de la escenografía moderna trabajando en el equipo de decoradores del Teatro de la Ópera. Su contacto con el teatro no fue solamente en calidad de escenógrafo, sino que también se atrevió a poner la letra a tres piezas líricas de su sobrino, el compositor alicantino José Terol Corbí: el sainete Alfonso, el enterao (1918), la zarzuela La última canción (1919) y la opereta La Estrella de Oriente (1920). También escribió la revista Fogueres de Sant Joan, una obra inédita de temática foguerera, donde, a manera de mosaico, desfilan varios personajes de la mitología griega junto a otros típicamente alicantinos. En los años veinte Lorenzo Aguirre ya había logrado un gran renombre por sus pinturas, que podemos inscribir dentro del denominado “Art Nouveau” hasta el punto que obtuvo varios premios nacionales e internacionales. Opositó al cuerpo de policía y en la Guerra Civil fue nombrado Jefe Superior de la policía de Madrid. Al finalizar la contienda pasó a territorio francés, pero durante la segunda guerra mundial volvió a España, siendo inmediatamente detenido y posteriormente ejecutado, como tantos otros demócratas. Es el prototipo de artista modernista, polifacético y gran conocedor de la cultura clásica»

 

Fuentes:

RAMOS GARCÍA, Ramón

 

  • Natural de: Pamplona/Iruñea
  • Lugar de detención/Muerte: Pamplona
  • Desaparecido: Cuerpo sin recuperar
  • Fecha de asesinato: 1/08/1936
  • Cuerpo sin localizar, probablemente enterrado en Zizur.

  • NOTAS: En el muro del Parque de la Memoria pone VENANCIO
    Ya corregido en el Fondo Documental de la Memoria Histórica en Navarra gracias a estas aportaciones.
    http://memoria-oroimena.unavarra.es/es/ficha/3337/

Más información:
«Fue arrestado en casa y lo llevaron a la plaza de toros de Pamplona donde había varios arrestados más. El 1 de Agosto del 36 se lo llevaron y fue fusilado y enterrado en Zizur.» [01]

Correcciones/Notas para la investigación:
Notas de PDM: En el Muro de los Nombres de PDM aparecía un RAMOS GARCÍA, Venancio* en el bloque de nombres de Pamplona. Según testimonios familiares debe aparecer RAMOS GARCÍA, Ramón. E
n futuras listas digitales o documentales debiera ser corregido por su verdadero nombre RAMOS GARCÍA, Ramón. Obviamente en el muro de piedra no conviene efectuar correcciones sobrevenidas por lo delicado del material pero sí en todos los materiales y en el Fondo Documental de la UPNA, etc...

Otros datos del listado de N36 resferidos al mismo caso:
*Nacido en Navascués, 31 años, hijo de Luisa y Carlos, muerto en Cizur, 1-8-36. [02]

Primer testimonio

http://parquedelamemoria.org/TLN--RAMOS-GARC%C3%8DA%2C%20Ram%C3%B3n

Fuente:

[01] Nuevos datos aportados por OEM a través del «formulario de Aportación de datos de personas fusiladas y desaparecidas» esta misma web (Vía / PDM)

La familia cuenta con certificado de defunción.

[02] Datos del listado de «Navarra 1936».

 

Testimonio de Familiares vía formulario de RECLAMACIÓN_FUSILADOS de Parque de la Memoria:


 

GONZÁLEZ IGLESIAS, Miguel

 

  • Nacido en: Baigorri (Baja Navarra)
  • Residente en: Pamplona (Jarauta)
  • Edad: 19
  • Estado Civil: Soltero
  • Hijo de: Lucía / ?
  • Profesión: Mecánico
  • Asesinado en: Bardena
  • Asesinado el: 18-8-36
  • Afiliación/Simpatía: CNT
---
Fuentes:
Enciclopedia del anarquismo español.
«Navarra 1936...»

 

IBÁÑEZ IZCO, Lorenzo

Datos Personales

  • Nombre de la Persona:  IBÁÑEZ IZCO, Lorenzo
  • Nacido el:  05/09/1885
  • Población:  Pamplona/Iruña
  • Provincia/Región/País:  Navarra

Stalag o Prisión

  • Nombre:  Burdeos (09/08/1944)
  • Número de Prisionero:  -

Deportación

  • Fecha:  28/08/1944
  • Campo de Concentración:  Dachau
  • Primera Matrícula:  94052

Último Destino

  • Estado:   Fallecido
  • Fecha:  15/01/1945
  • Lugar:  Dachau
Más Información:

Ficha en PARES: VER

(BBDD basada en el Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945), editada por el Ministerio de Cultura de España en 2006, resultado de una investigación de Benito Bermejo y Sandra Checa)

Otros listados basados en la misma fuente: http://lacomunidad.elpais.com/memoria-historica/2012/5/26/navarros-campo...

Información en Wikipedia sobre este campo de exterminio: VER

 

GOÑI OTAMENDI, Fermín

Datos Personales

 

  • Nombre de la Persona:  GOÑI OTAMENDI, Fermín
  • Nacido el:  16/09/1890
  • Población:  Pamplona/Iruña
  • Provincia/Región/País:  Navarra

 

Stalag o Prisión

  • Nombre:  Angulema
  • Número de Prisionero:  -

Deportación

  • Fecha:  24/08/1940
  • Campo de Concentración:  Mauthausen
  • Primera Matrícula:  4127

Último Destino

  • Estado:   Fallecido
  • Fecha:  02/02/1941
  • Lugar:

    ----  

Más información:

Natural o vecino de Pamplona. Fallecido en Mathaussen-Gusen el 2 de febrero de 1942, según unas fuentes. 

Ficha de PARES: VER
(BBDD basada en el Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945), editada por el Ministerio de Cultura de España en 2006, resultado de una investigación de Benito Bermejo y Sandra Checa)

Otros listados basados en la misma fuente: http://lacomunidad.elpais.com/memoria-historica/2012/5/26/navarros-campos-concentracion-nazis

Información en Wikipedia sobre este campo de exterminio: VER

 

CRESPO PIÑERA, María Asunción

 

  • Natural de: Santander
  • Edad: 55
  • Estado civil: Casada
  • Marido. Esteban Izco
  • Trabajadora: En casa
  • Simpatizante/Afiliada: PSOE
  • Asesinada en: Pamplona
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Guerra Civil en Cantabria Y Pueblos de Castilla, pag. 898.  Jesús Gutiérrez Flores

- http://books.google.es/books?id=Sg2VEmfhkicC&hl=es&source=gbs_navlinks_s

 

 

OSCOZ URRIZA, María Camino

.: “María Camino Andrea Oscoz Urriza”

Nació el 11 de abril de 1910. Archivo Municipal de Pamplona (AMP), Registro denacidos 1902-1912, nº 36 del mes. Archivo parroquial de San Saturnino, Bautizados, 14, f. 269, n° 28 [01]

Maestra de Güesa. 22 años. Secretaria del partido Comunista. Asesinada en Pamplona. Hija de Antonio / Anastasia. (En Altaffaylla aparece con 26 años). Afín al PC, soltera y compañera de Tomás Ariz (conocido líder del PC de Pamplona) que ya había sido fusilado antes que a Camino, dato que ella seguramente conocía en el momento de su detención.

«A una sima de Urbasa es posible que fuera a parar la maestra Camino Oscoz Urriza, de 26 años, cuya detención y humillaciones relató Galo Vierge en Los culpables.» [01]

Miguel Sánchez Ostiz recoge una crónica cruda y detallada reconstruyendo el calvario de Maria Camino en sus últimas horas.

La detienen el 1 de Agosto.

Nació en la Calle de Santo Domingo en Pamplona. Era hija de Antonio y Anastasia.

Fue paseada y humillada por Pamplona, varios falangistas, entre ellos el cruel motejado como "toico" le administran grandes dosis de aceite de ricino. Seguramente le rapan pelo y cejas como a tantas "pelonas". La maltratan y se burlan de ella durante horas en el "Hogar del camarada" de Falange, que se asienta lo que fuera la clausurada Casa del pueblo de los socialistas. La llevan de nuevo por calles de la ciudad y la plaza del castillo para escarnio y sorna de aquella ciudad combertida en circo del horror y la humillación de los "extremistas", "rojos", "separatistas" pues el escarmiento iba más lejos que las terribles detenciones y juicios sumarísimos, había que humillar, apalear, herir, ridiculizar... y luego ya la ruleta rusa del "sacrificio" y los "paseos". Maria Camino se encuentra fugazmente con Galo Vierge en la comisaría de la Calle Roncesvalles, donde le interroga "formalmente" Germán Izquierdo Larramendi (qué ironía, en la misma calle donde luego al final del franquismo los grises bajo ordenes de Martín Villa matan a otro Germán con total impunidad en otro escarmiento tardío). A Galo le cuenta entre el llanto y el agotamiento las vejaciones sufridas y el trata de consolarla. La policía ejerce su papel en el teatro de la arbitrariedad y no remedia la cacería, forman parte de ella de un modo u otro. Un jefe de Falange cuyo nombre es conocido por Galo y que éste no desvela en «Los culpables» pese a que solo circula de modo privado (tan alto es el miedo que perdura décadas) habla con el comisario Izquierdo y trasladan a Camino y a Galo a la cárcel. Al llegar a la cárcel camino está derrumbada y se apoya en Galo que le anima diciendo que no la perjudicarán más por ser mujer. Una monja-carcelera se hace cargo de Maria Camino....

Según otros testimonios y como recoge (Navarra 1936) Maria Camino pudo acabar en una Sima de Urbasa y ser fusilada el  10-8-36...

[02]

LA POSIBLE APARICIÓN DELCUERPO DE MARIA CAMINO OSCOZ EN LA SIMA DE EL RASO (URBASA)
EXHUMACIÓN DE S.C. ARANZADI PROMOVIDA POR EL HISTORIADOR BALBINO GARCÍA DE ALBIZU, NIETO DE BALBINO GARCÍA DE ALBIZU USARBARRENA Y EL COMPROMISO ACTIVO DE LOS AYUNTAMINETOS DEL VALLE DE AMESCOA

«El día que dieron la noticia de que habían abierto la sima, estaba corrigiendo una página de El Escarmiento en la que doy cuenta del asesinato de María Camino Oscoz Urriza, maestra de Güesa, en la noche del 9 al 10 de agosto de 1936, en Urbasa precisamente. Nunca se ha encontrado su cuerpo. ¿Tal vez ahora?  Entre los objetos encontrados en la sima: un lápiz, un txiskero, una granada de mano, y restos de un uniforme militar… El lápiz, ese lápiz.

¿Habían abierto la sima…? Sí, en 1978, cuando los de Peralta fueron a rescatar los restos del maestro Balbino Bados, alguien cubrió la boca con una gruesa capa de cemento; alguien que sabía lo que había dentro y no quería que fuera encontrado; alguien de los del “mejor no remover”.  En esa fecha vivían todavía muchos de los autores, cómplices y encubridores de los crímenes, las delaciones, las denuncias. Me parece muy significativo.

Para mí esta noticia ha coincidido con el fin de las correcciones del Escarmiento, el libro sobre el comienzo de la Guerra Civil en Navarra, en el que llevo trabajando de manera intermitente desde hace años  y que debería haber aparecido el otoño pasado. Igual cuento los motivos de este retraso y las circunstancias de la escritura del libro. Mañana es 1 de abril. No estoy nada seguro de haber arrojado algo de luz sobre aquel vendaval de furia que se abatió sobre la retaguardia navarra, lejos del frente, y como lo siento, lo digo. Y esa sima… ¿Cuántas simas quedan sin explorar, fosas sin abrir, vidas sin contar?» [03]

Fuentes:

[00] PÍOBAROJA  | La Guerra Civil en la Frontera… | Edición De Fernando Pérez Olío / Editorial Caro Raggio, MadridISBN : 84-7035-181-8 Depositolegal: M. 27.689-2005

Pío Baroja (Ver/descargar On-Line: http://es.scribd.com/doc/33428849/Baroja-Pio-La-guerra-civil-en-la-frontera)

Página 25
«Al volver, he sabido muchas cosas de las que no quisiera haberme enterado. Entre ellas el  caso  de  la  maestra  de  un  pueblo  del  Roncal, llamado  Güesa,  una  muchachita  de Pamplona, inteligente, que se había hecho comunista. Se llamaba María del Carmen Oscoz, y yo supe de su existencia, porque en el comienzo del año 1936 me empezó a escribir unas cartas en las que se mostraba anticlerical y entusiasta del comunismo, cartas de persona inteligente. Esta pobre muchacha leía  mis libros, creía que yo estaba equivocado al no identificarme con el entusiasmo comunista. La  maestra  era  audaz  y  valiente.  En  el  pueblo  parece  ser  que  había  un  cura  que  la perseguía.  Ella  pintaba  a  su  perseguidor  como  a  un  monstruo.  La  maestrita  fue  a  varias reuniones, y al comenzar la revolución la detuvieron y la llevaron a la cárcel de Pamplona. El  doctor  Victoriano  Juaristi,  primero  médico  de  Irún  y  luego  de  Pamplona,  quiso salvar a la muchacha, y le aconsejó que no se mostrara orgullosa, sino que dijera que tenía verdaderos deseos de arrepentirse, que se mostrara amable y que se confesase para salvar la vida. La chica rechazó esas sugestiones con desdén. Algunos días después la sacaron en un camión, y en medio de la carretera la mataron los carlistas, tirándola  al  suelo  y disparando  sobre ella varios tiros. Después arrojaron su cadáver por un barranco. ¡Qué crueldad más baja!»

Página 89

“Rumia, recuerdos y hechos” - Por FERNANDO PÉREZ OLÍO

«Cuando comenta el asesinato de María Camino Oscoz Urriza-María Carmen -según él-  recoge  el  rumor  del  fusilamiento  de  Marino  Húder  y  Luis  Elío,  podemos  deducir  que estamos a finales de agosto del 36. A Oscoz, pamplonesa y maestra de 26 años (4) en Güesa, lugar salacenco y naoncalés (sic), la mataron y tiraron a una sima en Urbasa el 10 de agosto...»

(4) María Camino Andrea Oscoz Urriza nació el 11 de abril de 1910. Archivo Municipal de Pamplona (AMP), Registro denacidos 1902-1912, nº 36 del mes. Archivo parroquial de San Saturnino, Bautizados, 14, f. 269, n° 28

[01] LA SIMA (Blog Vivir de Buena gana) MSO: VER

[02] Resúmen de datos del «El Escarmiento» MSO. Páginas 359-363

[03] «La sima de El Raso y Julia Otxoa»: VER

Maestra de "La Normal" de Pamplona

Asesinada el día 21 de octubre de 1936 (día de la procesión de Cristo Rey). Su cuerpo apereció en la exhumación de Monreal. Cuando la asesinaron, cuatro días después de la procesión de Cristo Rey, llevaba un "kimono" de melocotones. La habían apaleado violentamente tras violarla entre varios matones, antes de asesinarla. Estaba embarazada. Le llamaban loca ante los enterradores forzosos, para justificar el terrible estado de la pobre maestra.

«LOS FUSILADOS POR CRISTO REY 

A los cinco días de aquellas muertes, el día 21 de octubre de 1936 de la procesión de Cristo Rey, trajeron al mismo lugar a cinco hombres y a una maestra de la Normal de Pamplona. Testigos involuntarios explican lo que vieron:

Estábamos trabajando en una viña. Oímos los tiros, y cuando llegamos, ya estaban muertos. Los falangistas nos dijeron: ¡Esperad aquí!, que vamos a traer a una loca que no para de gritar, la vamos a matar y la enterraremos aquí con los demás. Así lo hicieron. Después que escuchamos los disparos y la mujer dejó de llorar, fuimos a buscarla. Recuerdo que sólo llevaba un pijama con unos melocotones bordados en la camisa. La mujer estaba embarazada y, a pesar de su estado, la habían reventado a golpes después de violarla varias veces. Más tarde supimos que a su marido también los mataron unos días antes que a ella.

Los que asisten a la conversación mueven la cabeza afirmativamente.» [01]

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«Octubre 1936. Búsqueda incansable de los asesinados el día 21 en Monreal

EXTRACTO:

«Justo a los cuatro días de matar a estos que trajeron de Tafalla nos volvieron a llamar a mi hermano y a mí para que volviésemos, que había que enterrar a otros, era sobre las ocho y media de la noche. Como ya sabíamos lo que había ocurrido el día 21 que nos amenazaron con matarnos también si no íbamos, sin rechistar fuimos mi hermano y yo. Como estaba lloviznando hicieron pronto el trabajo, los mataron rápidamente en el alto y cuando los mataron los echaron abajo y nos dijeron: "Ya están para enterrar, pero esperar, que tenemos ahí una loca, ya la vamos a traer y los enterráis a todos juntos".

¡Sí, sí, loca!, la tenían encerrada en uno de los coches, cuando terminaron con los cinco primeros se fueron al coche donde la tenían y la fueron violando uno tras otro, la pobre gritaba y forcejeaba, pero no le sirvió de nada, como ella se resistía la sujetaban los otros y se echaban iguales carcajadas que cuando hicieron sufrir a los del primer día.

Después le dieron dos tiros y cogiéndola entre dos, la echaron encima de los otros desde el alto. Llevaba un quimono blanco con medios melocotones y al echarla encima de los otros, los faros dejaron ver lo que habían hecho con ella, estaba en estado. Luego nos enteramos que era una maestra de la Normal de Pamplona, a su marido le mataron en el Perdón. Allá a los años vinieron familiares a informarse si estaba aquí en Monreal, pero no sabría decir quiénes eran. Cuando les dimos los detalles de cómo era y cómo iba vestida nos dijeron que era de ella misma»


TEXTO COMPLETO

«Fue el grupo de Monreal de los que más nos costó encontrar.

Sabíamos por Lola Díez, hija de Blas, que con los de Peralta que quedaban en la cárcel hasta el día 21 de octubre se encontraban también más personas de Berbinzana, Tafalla y algún otro pueblo, por lo que el día 8 de mayo de 1978, lunes, nos marchamos a Berbinzana, Lola Díez, su hijo Javier Ostivar con la novia Mª Pilar Fernández y yo. Allí nos encontramos con un primo carnal de Lola, Ángel, al que expusimos el motivo de nuestra visita: «Venimos para hablar con vosotros pues vamos a sacar a mi padre, al tío Nicolás y a tu padre, para poder llevarles a Peralta. Vamos a hacer un panteón y así enterraremos a todos allí». Ángel se marchaba al campo con su señora, y ambos se mostraron un tanto extraños, no dijeron nada. Lola les dijo que íbamos a casa de su tío Gerardo.

Nos recibió con todo el cariño del mundo, y mientras hablábamos, llamaron y eran Ángel con su esposa. El pobre no comprendía nada de lo que le habíamos expuesto y preguntó: «¿Qué es lo que me habéis dicho?, no entiendo nada ¿qué le pasó a mi padre? ¿dónde murió? ¿qué le hicieron?».

Gerardo se echó a llorar. No sabía cómo explicarle a su sobrino lo ocurrido. Habían sido tres hermanos los que habían fusilado y a Gerardo no le mataron porque corrió al frente. A duras penas le contó lo ocurrido.

¿Por qué no sabían nada ni Ángel ni su hermano?

Su padre, también Ángel, se había escondido en el campo cuando intentaron cogerlo, pero una vez lo encontraron le fusilaron (sus restos no se puedieron recoger por más que se miró, el terreno era un barranco de Santacara y se supone que se los iría llevando el agua. A la madre de Ángel, Julia Elizalde, la llevaron a la cárcel, estaba embarazada y estando en la cárcel, nació una niña, que murió.

Una vez fuera se fue a vivir con sus padres, que se habían encargado de cuidar de los dos hijos. No salió muy fuerte de la cárcel pero debía trabajar como pudiera para sacar a sus hijos adelante. Se dedicó a lavar en el río o en las casas, por lo que su poca salud se agravó, y tuvo tuberculosis, que la llevó a la tumba.

Los abuelos siguieron cuidando de sus nietos y nunca les dijeron nada de lo pasado, les daba mucha pena, ya que eran tan niños y habían perdido a los padres y a la hermana.

Fue muy duro para Ángel conocer la verda, y el llanto de todos fue unánime. Le recuerdo tantas veces y me dolió mucho que después de tanto buscarle no pudieran sacar sus restos.

El mundo es un pañuelo y ahí aparecen nuestros vecinos, los mencionados «yeseros». Eran muy amigos del «Chato Berbinzana» y éste se los llevó a su pueblo. Allí no les conocía nadie y podrían vivir sin que nadie les mirase mal. Un día fueron a comprar leche a casa de una señora que tenía cabras. al conocer que era de Gallipienzo, le soltaron una fanfarronada de matones: «Mecagüen, de Gallipienzo eran dos hermanicos que matamos en Falces, quisieron morir cantando una jota, les atamos los brazos y cantando una jota a la Virgen de Ujué los matamos».

Aquellos dos hermanicos eran ni más ni menos que dos hijos de esta pobre mujer. Como era todavía tiempo de guerra calló, pero al día siguiente se negó a darles más.

De esta manera y otras semejantes se descubrieron mucho de cuanto habían hecho, pues los matones bocazas no tienen remedio.

El «Chato Berbinzana» fue uno de los más temidos criminales del 36. Su nombre hacía temer lo peor si se nombraba en cualquier lugar de Navarra y La Rioja. Que con sus secuaces estuviera cerca, era presagio de que la muerte acechaba.

Cierto es que hubo otros muchos por todos los pueblos que se llevaron poco o nada con él, pero ciertamente parece que fue caporal, un individuo que sustituía la inteligencia con bestialidad.

Ciertas informaciones afirman que, terminada la contienda, le dejaron de lado sus mentores, y ante sus reclamaciones le pusieron un puesto de poca relevancia para cubrir las apariencias. Pero se tomó a mal que le pagaran con desprecio después de todos los «servicios» prestados.

El tío de Lola, Gerardo nos llevó a visitar a otros familiares, pero ninguno sabía el lugar donde se encontraban.

Lo mismo ocurrió en reuniones con vecinos de Caparroso y Marcilla.

El 16 de mayo vinieron de Berbinzana, el señor Gerardo y el señor Alfaro, que nos plantearon que también querían en el pueblo recoger a los suyos, y en eso quedamos, como lo habíamos acordado con los anteriores. Si se identificaban los cuerpos no había problema, cada pueblo se llevaba los suyos, y si no era posible la identificación, cada pueblo se llevaría el número de los que hubiesen sido asesinados. Al fin y al cabo todos ellos eran lo mismo e igual de queridos para todos.

En Pamplona estuvimos con Juana Mari Burdaspar, y visitamos a las hermanas Tere y Nieves Ricarte Zoco, Francesas, Juanita Castillo viuda de Agustín Rodríguez, Pimpozo, Jesusa Asín, viuda de León Pérez, el Apache, con Juanita Boneta, viuda de Alejandro Castillo Todosio, y algunas otras, que nos acogieron con sumo interés y estaban de acuerdo en la exhumación de los restos.

Pero en la vida no todo es miel y una de las personas que fuimos a visitar nos recibió con gran altivez, negándose en redondo a dar su permiso para exhumar  los restos de su marido.

La conversación fue muy desagradable, a pesar de que le hablábamos con mucho respeto. Cuando le comentamos que todavía no sabíamos el lugar donde estaban, estalló en una risa hueca y burlona diciendo: «¿No tenéis ni idea de dónde están?, yo sí que lo sé». Le rogué que nos dijera el sitio, mas se negó. Nos marchamos y al despedirnos le dije con naturalidad y sin enojo que no se preocupara, que alguien más lo sabría y de una u otra forma los encontraríamos. Bajábamos las escaleras sin hablar, y Juana Mari Burdaspar me dijo cómo había tenido tanta paciencia. No podíamos obligar a nadie, pero de una u otra forma nos enteraríamos, como así fue.

Días más tarde recordó mi madre que había una señora de Peralta Encarna Rox, Puchera, que vivía en Tafalla, aunque no sabía las señas. Ella se había encargado de llevarles la ropa limpia y recoger la sucia, incluso les lavaba. Su hermana Teresa, la Pastora, nos dio las señas y el 18 de mayo fuimos a visitarle Lola Díez, Javier Ostivar, Pilli Fernández, Juanjo, Gerardo, Alfaro de Berbinzana y yo. A partir de aquí prácticamente todo fue coser y cantar.

Encarna nos acompañó a visitar algunas familias, y salvo una, el resto dieron su conformidad. Una de ellas, llorando nos dijo: «Sí, sí, antes de que yo me muera». Era, la señora Adelaida San Martín, esposa del concejal de Tafalla Pedro Martirena, propietaria de una tienda de lencería en la calle Mayor de Tafalla.

Después marchamos a la tienda de la viuda de Saturio García. Nos atendió la hija y su esposo, y nos comentó que conocían el lugar, que habían ido muchas veces a llevar flores. Seguidamente nos mandó a la casa para que estuviéramos con su madre y la reacción fue igual que la de la señora Adelaida.

Tras hablar con el párroco de la Iglesia de Santa María, que nos escuchó con sumo interés, prometiéndonos su ayuda, dimos por terminada la visita. Al fin sabíamos que este segundo grupo de presos de Tafalla estaba en Monreal, y conocíamos el lugar exacto.

Mi madre lloró de alegría, al saber que íbamos a poder recoger a su hermano. Don Francisco Iraceburu, párroco de todos los pueblecitos cercanos a Monreal, se encargó de hablar con el de Monreal, don Miguel Zabalza. Al día siguiente pude hablar con él por teléfono y concertamos una visita para el día siguiente cuando me mostró el lugar donde estaban enterrados.

Ambos párrocos nos brindaron su ayuda incondicional buscando contactos que nos dijeran los lugares exactos, ya que había varios grupos de fusilados de diferentes pueblos. Desde entonces don Miguel nos ayudó cuanto estuvo en su mano.

Quien estuvo de párroco en aquellas fechas fatídicas 1936-1939 en Monreal, había colocado en un árbol una cruz y un letreo que decía así: «Respeten este lugar, es cementerio de 1936».

¿Qué pasó con aquel sacerdote, que de la noche a la mañana desapareció y nada han vuelto a saber de él?

Al fin los habíamos encontrado y la alegría se consolidó en todos nosotros.

Seguía sin ser localizado el grupo de cinco de la cárcel de Pamplona fusilados el 26 de octubre. Teníamos noticias de que pudieran estar en Ibero, y decidimos ir allí Juanjo, Mercedes Ulibarrena y su esposo. En Ibero nos esperaban Leonor Irisarri, Félix y Matías Guinduláin, y Loli Busto, esposa de Félix.

Juanjo, que trabajaba en Ibero, había contactado con algunas personas, para que pudieran informarnos sobre el particular, y nos dieron información precisa y real de que en ese mismo día ni en otros hubiesen llevado a personas de Peralta. Que las 20 personas de ese mismo día sacadas de la cárcel de Pamplona eran de Larraga, y que estaban enterrados en dos grupos de 10, al pie de un pequeño montículo, conocido como «Las tres cruces», porque una señora de Larraga, Orosia Frauca, vivía entonces en Ibero y encargó las tres cruces en hierro para señalar el lugar para una posible búsqueda posterior.

Visitamos a la señora en Pamplona, que nos confirmó la versión recogida en Ibero y que ella los conocía a todos.

Una vez que supimos que los presos del segundo grupo de Tafalla estaban en Monreal, nos pusimos en contacto con los demás pueblos que estaban con los nuestros, Berbinzana, Caparroso, Cáseda, Gallipienzo, Murillo el Cuende, Funes, San Martín de Unx, Pamplona, Tafalla y Peralta.

En cuanto a la fosa de Falces, se comenzó a vislumbrar una solución para exhumar a todos a la vez, pues el párroco que estaba en 1936 dejó anotado el orden en el que estaban enterrados según fechas de enterramiento. Así pues se contactó con todos los pueblos que tenían fusilados allí y poco a poco se fue haciendo más fácil la localización. Había restos de Gallipienzo, Larraga, Olite, Funes y Peralta.

Habíamos hablado con el enterrador de Monreal, y quedamos en ir. El párroco, llamó al enterrador. ¡Pobre hombre! tenía 16 años cuando les enterraron y su hermano unos 20 años. Llorando decía que no lo había olvidado nunca.

«¿Ud sabe todo lo que hicieron con ellos, toda la noche, toda la noche haciéndoles sufrir, no sé cómo podían hacer esas cosas. No vaya a creer que les mataron gente de por aquí, no, no».

«Les obligaban a confesarse y al que no quería le daban de golpes, les tenían atados metidos primeramente en los autobuses en los que les trajeron, pero cuando les apetecía sacaban a algunos y les hicieron mil injurias, y aún se reían, fue horrible, horrible. Cuando ya habían matado a todos y estaban metidos en las zanjas echamos cal viva encima de ellos. Se hizo allí mismo un almuerzo y como no estaban todavía cubiertos de tierra, les echaban los huesos encima y aún hacían chistes de ello, y todos a carcajada. Fue horrible, horrible y tantos hombres, no hay derecho, ¡qué horror!»

Conforme nos lo contaba lloraba como un chiquillo, a veces no podía continuar porque le embargaba la emoción, y se cubría el rostro con las manos. Se llamaba Pablo Ojer, Lorduras.

Bajamos nuevamente al lugar donde estaban, pues ya había otras tumbas con menos hombres y eran de Aoiz, Aós, Yesa, y Pamplona; éstos estaban en una explanada. El grupo de los presos de Tafalla estaban más hacía el río, debajo de los árboles y plantas que habían crecido exhuberantemente.

De primeras calculamos los restos de 64 personas los que íbamos a recoger, pero fueron finalmente 73.

La hija de Saturio García de Tafalla nos ofreció en su nombre y en el de su madre, utilizar el panteón familiar para guardar provisionalmente los restos.

Luis Luri de Azagra, que llevaba el restaurante de Arlas, se ofreció a llevar los cajones en su furgoneta. Lo mismo hizo Alfredo Ruete, Koske, que ya nos había ayudado anteriormente.

Cuando fuimos a sacar los de Falces nos acompañó don Juan José Catalán, pero después del funeral de Peralta, divulgó que Ángel Vidondo se había metido con la familia Sagardía, lo cual es totalmente mentira. En la homilía de Ángel Vidondo se puede comprobar que no dijo ni una sola palabra alusiva ni de esta familia ni de ninguna otra.

Una vez que todos los pueblos teníamos los permisos familiares y de sanidad, marchamos de los siete pueblos a recoger sus restos. Acudimos unas 150 personas, no olvidemos que eran 64 presos, después encontramos más. La carretera se llenó de coches, gente mayor, jóvenes y niños acudimos en busca de nuestros seres queridos. Muchos de nosotros nos conocíamos de siempre, otros acabábamos de hacerlo, pero fue notable la gran voluntad de todos en ayudarnos. Hermanarnos unos con otros, colaborando todos a una con todos sin excepción.

Dentro de la arboleda al fondo se hallaban los presos de Tafalla y de Pamplona. La unidad de nuestros seres queridos en aquellas fosas comunes, hizo que surgiera entre nosotros el mismo sentimiento de hermandad.

Hablando con Pilar García de Cáseda, a quien le mataron al padre, Antero García, me decía: «Para mí es igual si tengo en Cáseda los restos de mi padre o son los de otro compañero, es exactamente igual, ellos sufrieron la misma muerte, se hermanaron en ella, yo les quiero como si todos fueran uno, como si todos ellos fueran mi padre y sé que en los otros pueblos fueron recogidos con el mismo cariño y esto me basta». Y así fue realmente el espíritu que nos unió a todos.

De Tafalla vino la Cruz Roja. El conductor era nieto de un fusilado de Murillo el Fruto, y su padre, Jesús Ausejo, compañero de estudios de Ángel y Tomás Vidondo de Peralta; vive en Tafalla, no faltaba ni un sólo día para ayudarnos en lo que pudiera. Su padre había sido fusilado en la primera revuelta del Fuerte San Cristóbal en 1937.

El terreno había cambiado después de 42 años, por lo que Pablo Ojer, el enterrador, no acertaba a distinguir el lugar exacto. Además estaba muy afectado y al ver aparecer tanta gente todavía se conmocionó más

Se comenzó primeramente a limpiar de maleza y plantas, se sabía que aquél era el lugar y aunque costara había que empezar. El alcalde Antonio Salas de Monreal se fue al pueblo para buscar entre los vecinos más información y se tuviera más seguridad. El hermano de Ojer, vivía, pero no salía ya de casa. Finalmente, entre todos coincidieron con el sitio, podía estar un poco más a la derecha o a la izquierda, pero estábamos en el lugar preciso.

Comenzó a llover de lo lindo, pero se siguió trabajando, se comenzaban a ver algunos restos. Los que estaban dentro de la fosa se calaron, pero allí nos dieron las ocho y media de la tarde y quedamos en volver al día siguiente.

Se estaban sacando los restos de uno de ellos, que pertenecían a alguien de una gran complexión física. Al mostrarlo, Lola comentó llorando: «Yo creo que éste será mi padre, pues era muy fuerte». Su tío Gerardo, llorando también lo dijo: «Sí hija mía, éstos son los restos de tu padre, éste es tu padre». Al no aparecer ningún otro con esa constitución, quedó claro que era el padre de Lola Díez.

Carlos Pérez Gogorza estaba afanoso buscándolos con sumo cuidado, mientras les hablaba: «Pobricos, ¿qué hicieron con vosotros?, ¿qué males habíais cometido? Ya estáis saliendo, os vamos a llevar a casa, pobricos, cuánto hicieron con vosotros».

Cuando la guerra, Carlos tenía 4 años, pero quiso mucho a su hermano Eugenio y se desvivió por todos. En muchos momentos el cariño con que les hablaba hacía que lloráramos todos emocionados.

Mi tía Pilar y mi madre recordaban que a su hermano le faltaba un diente en el lado izquierdo. Así pues estábamos pendientes de ello y al poco de salir el padre de Lola, salió mi tío José Orduña Asín. Esta vez fue Javier Lorea quien sacó la cabeza. Al verla vimos que era él.

Mi madre se metió en la fosa, es la primera mujer que se ve bajando, a la izquierda.

Javier Lorea también fue uno de los que trabajó sacando restos de lo lindo. Los que no podían trabajar dentro de las fosas, nos dedicábamos a recoger los restos y colocarlos en unos u otros cajones. Estos estaban marcados con el nombre de los pueblos y algún otro sin ninguna referencia, para los restos que no conocíamos.

Ya llevábamos un rato sacando restos cuando Ojer se me acercó ya más tranquilo, al ver que salían los restos y nos dijo:

«Quería decirles, que, a los cuatro días de que mataran a este grupo vinieron con cinco hombres más y una mujer y están enterrados a un lado de éstos pero en la misma fosa

No sé de dónde eran pero sí se que les mataron los mismos que mataron a los primeros, pues no se me han olvidado ya jamás, si volviera a verles les reconocería.

Justo a los cuatro días de matar a estos que trajeron de Tafalla nos volvieron a llamar a mi hermano y a mí para que volviésemos, que había que enterrar a otros, era sobre las ocho y media de la noche. Como ya sabíamos lo que había ocurrido el día 21 que nos amenazaron con matarnos también si no íbamos, sin rechistar fuimos mi hermano y yo. Como estaba lloviznando hicieron pronto el trabajo, los mataron rápidamente en el alto y cuando los mataron los echaron abajo y nos dijeron: "Ya están para enterrar, pero esperar, que tenemos ahí una loca, ya la vamos a traer y los enterráis a todos juntos".

¡Sí, sí, loca!, la tenían encerrada en uno de los coches, cuando terminaron con los cinco primeros se fueron al coche donde la tenían y la fueron violando uno tras otro, la pobre gritaba y forcejeaba, pero no le sirvió de nada, como ella se resistía la sujetaban los otros y se echaban iguales carcajadas que cuando hicieron sufrir a los del primer día.

Después le dieron dos tiros y cogiéndola entre dos, la echaron encima de los otros desde el alto. Llevaba un quimono blanco con medios melocotones y al echarla encima de los otros, los faros dejaron ver lo que habían hecho con ella, estaba en estado. Luego nos enteramos que era una maestra de la Normal de Pamplona, a su marido le mataron en el Perdón. Allá a los años vinieron familiares a informarse si estaba aquí en Monreal, pero no sabría decir quiénes eran. Cuando les dimos los detalles de cómo era y cómo iba vestida nos dijeron que era de ella misma».

Acordamos ponernos de nuevo en contacto sobre este grupo, y le pedimos encarecidamente que indagara en el pueblo por si alguno sabía algo más. Le comenté al alcalde lo contado por Ojer y lo que nos pasaba con un grupo de Peralta de Ibero pero que en el pueblo nos aseguraron que no estaban, prometiéndonos indagar sobre ello. Fueron muchas las personas de Monreal que nos ayudaron, a quienes estamos muy agradecidos.

Nuevamente aparecieron dos cabezas prácticamente juntas e iguales y los antebrazos atados con un alambre: «Esos son los Chivite». Junto a sus restos salió un pequeño paquete, eran las monedas que habían usado para casarlos por la Iglesia.

 

Una señora (Esperanza Sánchez de Tafalla) con el pelo blanco comentó: «Ese es Juan Chivite, el pequeño de los hermanos». Le pregunté si lo había conocido: «¿Ves mi pelo?, pues está así desde el día siguiente que les sacaran de la cárcel». «Nos hicimos novios en la cárcel sin conocernos, solamente hablábamos a través de las celdas». Se vieron por primera vez el día que se los llevaron. Esperanza Sánchez, tenía 24 años y estaba presa con 11 mujeres más; creyeron que se las llevarían también, pero las dejaron.

 

El agua seguía cayendo sin descanso y a eso de las ocho y media de la tarde dejamos todo para el día siguiente. Los restos, como ya habíamos acordado con la famlia de Saturio García de Tafalla, los trasladamos en sus respectivos cajones hasta Tafalla y los recogimos en el panteón.

 

En Monreal estaban Leonor y María Irisarri. Les comentaron lo que nos había dicho Ojer, el enterrador, y creímos que era casi seguro que los 5 asesinados del día 25 de octubre eran los que llevábamos tantos días buscando.

 

Al día siguiente nos encontramos con Nieves Vidondo, hija de Félix uno de los cinco asesinados el día 25 de octubre, y le informamos: «¿Dónde?». «En Monreal». Nieves se echó a llorar.

 

Volvimos a Monreal y Carlos Pérez Gogorza, Cholo, llevó una lona para poder proseguir con menos molestias, pues seguía lloviendo mucho. A las tres de la tarde recogimos y los dejamos para el fin de semana siguiente. Estos tres hombres, cada día venían puntualmente, por lo que yo llegué a creer que tendrían algún familiar. Algún día en lugar de venir tres, venían dos, pero siempre los mismos y cada día se colocaban a mi lado y yo hablaba con ellos con toda normalidad. Volveré sobre el tema más adelante.

 

Félix y Matías Guinduláin, pero sobre todo Félix, estaban mosqueados porque presentían que les ocultábamos algo. Él no sabía muchas cosas de lo ocurrido en la guerra, menos todavía de algunos matones o responsables de aquellas muertes. Nosotros recogíamos cada día más información y había cosas que preferíamos callar para evitar el sufrimiento de los familiares.

 

Félix nos lo planteó un día claramente y Juanjo le dijo que entre las personas con las que convivía normalmente había gente a la que no iba a poder mirar igual. Estuvieron en mi casa y les informé de cuanto pude informarle, pues había un familiar responsable de la muerte de su abuelo, que había mandado que le inscribiese fallecido en el término de Monreal.

 

Tomás Vidondo fue informado por su hermana Rita de lo que pasaba y nos pidió que le avisáramos, pues podía reconocer a su tío enseguida, ya que llevaba un puente de platino y unas muelas postizas.

 

Aunque el decreto de confesión le impedía dar más datos, el párroco de Monreal certificó que las familias de los cinco asesinados podían llevarse los restos con la seguridad de que eran sus familiares. Alguien del pueblo sabía que eran los de Peralta.

 

Félix y Loli su esposa fueron informados por el párroco de que entre aquellos restos estábamos sacando a su abuelo.

 

Al conocer los datos, Leonor Irisarri volvió con otra esperanza, convencida de que entre los restos de aquellas seis personas asesinadas estaba su padre. Quien mandó se hiciera la inscripción sabía muy bien que estaban en Monreal, si bien mintió, dando otros lugares.

 

Javier Vidondo, hijo de Félix, lloró amargamente cuando descubrió el acta de defunción de su padre, más al ver la firma del responsable de su muerte en Tafalla, un familiar no de sangre, pero familiar muy directo.

 

En el nuevo viaje a Monreal vino Tomás Vidondo, y al poco de comenzar apareción una medalla de plata de la Milagrosa. Tomás la reconoció: «Aquí está mi tío, llevaba una medalla de la Milagros, que le llevó sor Vitoria» (monja de la Caridad de Peralta). Cuando apareció la cabeza allí estaba el puente de platino de su tío.

 

Estaban todos los familiares de los 5 hombres asesinados el día 25, entre ellos José Luis Ulibarrena y su hermana Mercedes, Esperanza González, esposa de José Irigaray, Pitón; Julia Irigaray, hermana de José, Lola Díez, sobrina, Javier Vidondo, hijo de Félix, y los nietos de Félix y Matías Vidondo, y otros sobrinos y nietos; Leonor y María Irisarri... Por el tamaño y otros detalles identificaron a todos. Efectivamente, salieron donde había indicado Pablo Ojer.

 

Fue una gran alegría, tras las incógnitas que habíamos tenido, que allí estuvieran los cuerpos de Victorino Irisarri, Félix Vidondo, José Irigaray, Isidoro Itúrbide y Francisco Ulibarrena, junto con el de la maestra.

 

Finalmente, el sexto día apareció Juanito Lezáun Pérez, Patán, el hermano de Antonia Lezáun. Su cabeza tenía un tiro en la nuca: «Juanito, Juanito ya has salido, ya has salido, pobrico, pobrico, cuánto hemos sufrido todos...».

 

Terminamos de sacar a todos, nos despedimos de la gente de Monreal, dándoles las gracias a Ojer, al alcalde y a otros vecinos que habían venido.

 

En Tafalla hicimos el reparto por pueblos, y se dejaron en un cajón los restos que habían aparecido de más, entre ellos el de la maestra de Pamplona, por si aparecían sus familiares reclamándolos. Si no fuera así, se recogerían en el panteón de Tafalla.

 

Estábamos muchas personas para recogerles y llevárnoslos para nuestros pueblos. Al ver tal cantidad algunos exclamaban cómo habían podido matar a tantos. Carlos el Cholo respondió: «y aún tiene alguno la poca vergüenza de estar aquí, ni la tuvieron ni la tendrán». El aludido era de Peralta, pero no se dio por enterado, se ve que tenía buenos memoles y sangre fría.

 

Apareció por el panteón el párroco de Cáseda que nos comentó que se corría por el pueblo de Cáseda que pudiera estar el párroco de entonces, don Eladio Celaya Zalduendo natural de Peralta, asesinado también, porque los responsable no lo negaban.

 

Concepción Toledo, sobrina de Eladio, me habló de una señora de Cáseda que sabía de su muerte y que le habían cortado la cabeza igual que a San Juan... Así que quedamos en entrevistarnos con esa señora que vivía en la Chantrea.» [02]

 

[01] 1978/12/21 INTERVIÚ N.136: VER

[02] «Octubre 1936. Búsqueda incansable de los asesinados el día 21 en Monreal»
Boneta.eu VER

ECHEPARE ARAMENDÍA, Juanito

Personaje popular de Iruñea-Pamplona. Iniciador del chupinazo. Afliliado a Izquierda Republicana. Muerto a manos de falangistas. Estanquero de la Calle Mayor. [01] [02]

«Juan Echepare era de Burlada; había estado en Francia y América con el citado Guillermo Frías Arizaleta; fue agente de seguros y al llegar la República pintó la bandera tricolor en un estanco que se le había adjudicado ; era miembro de la Liga Nacional Laica y fue fusilado en los primeros días de la Guerra Civil» [02]

«A finales de 1930 algunos republicanos navarros, como Juan Echepare Aramendía, participaron en la organización de la intentona republicana de Jaca y Cuatro Vientos27. Echepare, que presidía entonces el P.R.A.N., estuvo en la cárcel en Madrid y en ella conoció y trabó amistad con las cabezas de la conspiración y con Alcalá Zamora sobre todo. A partir de este momento hay pruebas de que los republicanos pamploneses estaban comprometidos en la rápida implantación de la República. Así se deduce de una carta que Lerroux dirige el 14 de febrero a Serafín Huder. En ella le dice que si los acontecimientos se complican o precipitan «NO ESPERE NUEVAS ORDENES NI NOTICIAS NUEVAS» y de acuerdo con las fuerzas obreras proceda del modo más conveniente.

En este contexto, los republicanos navarros fueron a las elecciones municipales plenamente conscientes de su trascendencia. En las principales localidades de la región se presentaron unidas tanto las derechas, en la que el Diario de Navarra y El Pensamiento Navarro llamaban candidatura antirrevolucionaria, como las izquierdas, es decir los republicanos y socialistas. Los nacionalistas se presentaron en solitario.» [03] 

«Juan Echepare Aramendía dirigió en 1930 el Partido Republicano Autónomo Navarro y participó en los preparativos de la Sublevación de Jaca y de la Sublevación de Cuatro Vientos. Por ello fue encarcelado en Madrid, donde trabó amistad con Alcalá Zamora y con los cabezas de la sublevación.» [04]

Más información:
Aparece el el muro de los nombres del Parque de la memoria en el bloque de Pamplona/Iruñea.

Fuentes: 

[01] «Los crímenes de Franco en Euskal Herria, 1936-1940» Iñaki Egaña 

[02] «El Escarmiento» MSO (pag. 261)

[03] «Los promotores de democracia, periódico republicano pamplonés de 1932» ANGEL GARCIA-SANZ MARCOTEGUI. Revista Principe de Viana. 0174»

[04] Wikipedia. PRAN: VER