Mujeres asesinadas

AGUADO SÁINZ, Felisa


  • Natural de: Murchante
  • Nacida en: 1872*
  • Vecina de: Cabanillas
  • Edad:  64
  • Casada con: Alfonso Calleja
  • Hijos: 2
  • Trabajo: En casa
  • Muere en: Valtierra
  • Fecha de muerte: 12-8-36
  • Afiliación: PC?

Fue detenida junto a su hija Simona Calleja Aguado, también asesinada (ver). Felisa fue asesinada en Valtierra el 12-08-1936, a los 64 años. 

Al parecer su marido Alfonso Calleja pudo sobrevivir (o estaba viuda entonces, dato por confirmar) pero parece que asesinan a su hija Simona y creemos que sería su hermano el registrado en las listas como Pedro Luis Aguado Sáiz de 46 años, de UGT, fusilado el 3-8-36, en Beriáin. Entendemos que Proceso y Simona, de 26 y 18 años eran hijos de Felisa.

Fuentes:
* «Navarra 1936...» El registro de Felisa aparece con una errata en «Navarra 1936...» al situar el nacimiento en 1974.


ABAD ALCEGA, Misericordia

Fusilada en Cortes el 09/09/1936.

 

  • Nacida en: 1905
  • Natural de: Cortes
  • Edad: 31
  • Estado civil: Casada
  • Casada con: Macario Huerta
  • Hijos: 2
  • Trabajo: En casa
  • Asesinada en: Cortes
  • Fecha de asesinato: 9-9-36
Más información:
En preparación. Desconocemos circustancias de la detención y el asesinato.
Fuentes: «Navarra 1936...»

 

OSCOZ URRIZA, María Camino

.: “María Camino Andrea Oscoz Urriza”

Nació el 11 de abril de 1910. Archivo Municipal de Pamplona (AMP), Registro denacidos 1902-1912, nº 36 del mes. Archivo parroquial de San Saturnino, Bautizados, 14, f. 269, n° 28 [01]

Maestra de Güesa. 22 años. Secretaria del partido Comunista. Asesinada en Pamplona. Hija de Antonio / Anastasia. (En Altaffaylla aparece con 26 años). Afín al PC, soltera y compañera de Tomás Ariz (conocido líder del PC de Pamplona) que ya había sido fusilado antes que a Camino, dato que ella seguramente conocía en el momento de su detención.

«A una sima de Urbasa es posible que fuera a parar la maestra Camino Oscoz Urriza, de 26 años, cuya detención y humillaciones relató Galo Vierge en Los culpables.» [01]

Miguel Sánchez Ostiz recoge una crónica cruda y detallada reconstruyendo el calvario de Maria Camino en sus últimas horas.

La detienen el 1 de Agosto.

Nació en la Calle de Santo Domingo en Pamplona. Era hija de Antonio y Anastasia.

Fue paseada y humillada por Pamplona, varios falangistas, entre ellos el cruel motejado como "toico" le administran grandes dosis de aceite de ricino. Seguramente le rapan pelo y cejas como a tantas "pelonas". La maltratan y se burlan de ella durante horas en el "Hogar del camarada" de Falange, que se asienta lo que fuera la clausurada Casa del pueblo de los socialistas. La llevan de nuevo por calles de la ciudad y la plaza del castillo para escarnio y sorna de aquella ciudad combertida en circo del horror y la humillación de los "extremistas", "rojos", "separatistas" pues el escarmiento iba más lejos que las terribles detenciones y juicios sumarísimos, había que humillar, apalear, herir, ridiculizar... y luego ya la ruleta rusa del "sacrificio" y los "paseos". Maria Camino se encuentra fugazmente con Galo Vierge en la comisaría de la Calle Roncesvalles, donde le interroga "formalmente" Germán Izquierdo Larramendi (qué ironía, en la misma calle donde luego al final del franquismo los grises bajo ordenes de Martín Villa matan a otro Germán con total impunidad en otro escarmiento tardío). A Galo le cuenta entre el llanto y el agotamiento las vejaciones sufridas y el trata de consolarla. La policía ejerce su papel en el teatro de la arbitrariedad y no remedia la cacería, forman parte de ella de un modo u otro. Un jefe de Falange cuyo nombre es conocido por Galo y que éste no desvela en «Los culpables» pese a que solo circula de modo privado (tan alto es el miedo que perdura décadas) habla con el comisario Izquierdo y trasladan a Camino y a Galo a la cárcel. Al llegar a la cárcel camino está derrumbada y se apoya en Galo que le anima diciendo que no la perjudicarán más por ser mujer. Una monja-carcelera se hace cargo de Maria Camino....

Según otros testimonios y como recoge (Navarra 1936) Maria Camino pudo acabar en una Sima de Urbasa y ser fusilada el  10-8-36...

[02]

LA POSIBLE APARICIÓN DELCUERPO DE MARIA CAMINO OSCOZ EN LA SIMA DE EL RASO (URBASA)
EXHUMACIÓN DE S.C. ARANZADI PROMOVIDA POR EL HISTORIADOR BALBINO GARCÍA DE ALBIZU, NIETO DE BALBINO GARCÍA DE ALBIZU USARBARRENA Y EL COMPROMISO ACTIVO DE LOS AYUNTAMINETOS DEL VALLE DE AMESCOA

«El día que dieron la noticia de que habían abierto la sima, estaba corrigiendo una página de El Escarmiento en la que doy cuenta del asesinato de María Camino Oscoz Urriza, maestra de Güesa, en la noche del 9 al 10 de agosto de 1936, en Urbasa precisamente. Nunca se ha encontrado su cuerpo. ¿Tal vez ahora?  Entre los objetos encontrados en la sima: un lápiz, un txiskero, una granada de mano, y restos de un uniforme militar… El lápiz, ese lápiz.

¿Habían abierto la sima…? Sí, en 1978, cuando los de Peralta fueron a rescatar los restos del maestro Balbino Bados, alguien cubrió la boca con una gruesa capa de cemento; alguien que sabía lo que había dentro y no quería que fuera encontrado; alguien de los del “mejor no remover”.  En esa fecha vivían todavía muchos de los autores, cómplices y encubridores de los crímenes, las delaciones, las denuncias. Me parece muy significativo.

Para mí esta noticia ha coincidido con el fin de las correcciones del Escarmiento, el libro sobre el comienzo de la Guerra Civil en Navarra, en el que llevo trabajando de manera intermitente desde hace años  y que debería haber aparecido el otoño pasado. Igual cuento los motivos de este retraso y las circunstancias de la escritura del libro. Mañana es 1 de abril. No estoy nada seguro de haber arrojado algo de luz sobre aquel vendaval de furia que se abatió sobre la retaguardia navarra, lejos del frente, y como lo siento, lo digo. Y esa sima… ¿Cuántas simas quedan sin explorar, fosas sin abrir, vidas sin contar?» [03]

Fuentes:

[00] PÍOBAROJA  | La Guerra Civil en la Frontera… | Edición De Fernando Pérez Olío / Editorial Caro Raggio, MadridISBN : 84-7035-181-8 Depositolegal: M. 27.689-2005

Pío Baroja (Ver/descargar On-Line: http://es.scribd.com/doc/33428849/Baroja-Pio-La-guerra-civil-en-la-frontera)

Página 25
«Al volver, he sabido muchas cosas de las que no quisiera haberme enterado. Entre ellas el  caso  de  la  maestra  de  un  pueblo  del  Roncal, llamado  Güesa,  una  muchachita  de Pamplona, inteligente, que se había hecho comunista. Se llamaba María del Carmen Oscoz, y yo supe de su existencia, porque en el comienzo del año 1936 me empezó a escribir unas cartas en las que se mostraba anticlerical y entusiasta del comunismo, cartas de persona inteligente. Esta pobre muchacha leía  mis libros, creía que yo estaba equivocado al no identificarme con el entusiasmo comunista. La  maestra  era  audaz  y  valiente.  En  el  pueblo  parece  ser  que  había  un  cura  que  la perseguía.  Ella  pintaba  a  su  perseguidor  como  a  un  monstruo.  La  maestrita  fue  a  varias reuniones, y al comenzar la revolución la detuvieron y la llevaron a la cárcel de Pamplona. El  doctor  Victoriano  Juaristi,  primero  médico  de  Irún  y  luego  de  Pamplona,  quiso salvar a la muchacha, y le aconsejó que no se mostrara orgullosa, sino que dijera que tenía verdaderos deseos de arrepentirse, que se mostrara amable y que se confesase para salvar la vida. La chica rechazó esas sugestiones con desdén. Algunos días después la sacaron en un camión, y en medio de la carretera la mataron los carlistas, tirándola  al  suelo  y disparando  sobre ella varios tiros. Después arrojaron su cadáver por un barranco. ¡Qué crueldad más baja!»

Página 89

“Rumia, recuerdos y hechos” - Por FERNANDO PÉREZ OLÍO

«Cuando comenta el asesinato de María Camino Oscoz Urriza-María Carmen -según él-  recoge  el  rumor  del  fusilamiento  de  Marino  Húder  y  Luis  Elío,  podemos  deducir  que estamos a finales de agosto del 36. A Oscoz, pamplonesa y maestra de 26 años (4) en Güesa, lugar salacenco y naoncalés (sic), la mataron y tiraron a una sima en Urbasa el 10 de agosto...»

(4) María Camino Andrea Oscoz Urriza nació el 11 de abril de 1910. Archivo Municipal de Pamplona (AMP), Registro denacidos 1902-1912, nº 36 del mes. Archivo parroquial de San Saturnino, Bautizados, 14, f. 269, n° 28

[01] LA SIMA (Blog Vivir de Buena gana) MSO: VER

[02] Resúmen de datos del «El Escarmiento» MSO. Páginas 359-363

[03] «La sima de El Raso y Julia Otxoa»: VER

LESBUR GERES, Jesusa

 

  • Natural de : Eugui
  • Provincia de: Navarra
  • Fecha de Nacimiento:  04/01/1917
  • Prisión:  Burdeos, 09/08/1944
  • Deportación:
  • Fecha:  28/08/1944
  • Campo de Concentración:  Dachau
  • Primera Matrícula:  93876
  • Último Destino
  • Estado:   Sin datos
  • Fecha:  -
  • Lugar:  -

 

 Ficha personal en PARES: VER

 

 

 

GOÑI AYESTARÁN, Higinia Luz

"LUCÍA MARTOS"

  • Natural de: Cirauqui.
  • Fecha de Nacimiento: 11/01/1906
  • Fecha de detención: detenida en agosto de 1941 en una casa del Montmartre
  • Prisionera en: Prisión de La Sante y en el castillo de Romainville
  • Conducida a Auschwitz en enero de 1943.
  • Fecha de defunción: 01/05/1943


«Testimonio de MARÍA CARMEN GOÑI EZCURRA, sobrina de Higinia Luz Goñi Ayestarán, fallecida en el campo de concentración de Auschwitz 

«Sólo sabíamos que había desaparecido en las revueltas de París»

*La historia de Luz Higinia Goñi Ayestarán ha sido rescatada de las fosas comunes de Auschwitz y del olvido de sus paisanos por el periodista Alberto Barandiaran Amillano. En 1995, durante un homenaje a los supervivientes del campo de concentración celebrado en Bayona, hubo un nombre que llamó su atención en la interminable relación de víctimas: «Lutx Goñi Avestapan, de Zirunquin (Navarra)».

Aquella referencia fue el detonante de una larga y esmerada investigación que ha servido para recomponer la apasionante biografía de una mujer que nació en Cirauqui en 1906, que sirvió en algunas casas de Pamplona, que en 1932 viajó a París, que dos años después se casó en la capital francesa con el argelino José Martos y que trabajó activamente en la resistencia durante la ocupación nazi. Después de llamar a muchas puertas y de entrevistarse con varios testigos del holocausto, Alberto Barandiaran logró averiguar que Luz Higinia Goñi fue detenida en agosto de 1941 en una casa del Montmartre y que después de estar presa en la prisión de La Sante y en el castillo de Romainville fue conducida a Auschwitz en enero de 1943. Allí murió un mes después. En un libro que las supervivientes del campo escribieron después con sus recuerdos se habla de ella como de una joven alegre que cantaba y bailaba sobre las mesas para arrancar unas sonrisas a sus compañeras.

Los sobrinos de Luz Higinia Goñi conocieron su historia completa cuando Alberto Barandiaran la publicó en Egunkaria. «Hasta entonces sólo sabíamos que había desapareció en las revueltas de París», explica Mari Carmen Goñi Ezcurra, hija de un hermanastro de Higinia Luz. [01]

[01] Esta entrevista se realizó y publicó en Diario de Navarra en mayo de 2005.» VER

Las víctimas Navarras del Genocidio Nazi (Diario de Navarra): VER

Foto (Diario de Navarra) 

Ficcha personal en PARES: VER

USANDIZAGA, Francisca

Francisca Usandizaga falleció en el Campo de Concentración nazi de Rabensbrük.
  • Fecha de nacimiento: 29-08-1908 
  • Natural de: Bera (Vera de Bidasoa)
  • Internamiento en prisión: París (29-08-1943)
  • Internamiento en Ravensbrûck (02-09-1943)
  • Murió el 12/04/1945
[01]
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En el Muro de los Nombres de Parque de la Memoria se incorporan ocho casos de navarros muertos en Gussen II. Posteriormente hemos sabido que el número de Navarros fallecidos en campos de concentración y de exterminio nazis se eleva a más de 45. en todo caso son víctimas del horror fascista que asoló al mundo y que en muchos sentidos comenzó con el golpe de estado del 18 de Julio en el Estado Español, tres años antes de la invasión de Polonia por parte de Hitler. Muchas de la víctimas se encontraban en Francia u otras zonas de Europa tras el éxodo de republicanos o bien por la deportación de Franco. 
Información de contexto
«Según investigaciones diversas, entre 7.000 y 10.000 ciudadanos del Estado español murieron en los campos de concentración y exterminio bajo tutela alemana, la mayoría de ellos en Mathausen-gusen. Fueron "rotspanien", rojos españoles, diferenciados por el triángulo azul. En 2009 eran cerca de 4.800 los nombres de esos fallecidos recuperados en diversos trabajos, en especial del editado por el Ministerio de Cultura españos que publicó el «Libro-Memorial, Españoles deportados a campos nazis (1940-1945)», resultado de una investigación de Benito Bermejo y Sandra Checa.
Según esos datos, fueron 43 los Navarros que murieron em estos campos de exterminio, 59 naturales de Gipuzkoa, 10 de Araba y 59 de Bizkaia, es decir, 184 vascos»
En relación con Navarra llama la atención la alta proporción de vecinos de Bera (4 fallecidos y al menos un liberado)
«Entre ellos una mujer, Francisca Usandizaga que falleció en Rabensbrük (..) No fueron, los únicos vascos fallecidos en campos de exterminio. numerosos judíos vascos del otro lado de la muga perecieron en estas circustancias (...) Se estima que 125 judíos vascos murieron en los campos de exterminio nazis» [02]
Fuentes
  • GARA. «Vascos víctimas de los nazis y del olvido»: VER
  • Pares. Ficha personal [01]  VER
  • «La memoria histórica como proyecto social y cultural. Navarros en campos de concentración nazis»: VER

 

[02] Los crímenes de Franco en Euskal Herria, 1936-1940. Escrito por Iñaki Egaña

RESANO FALCÓN, Encarnación

 

  • Nacida en Peralta en  1880
  • 56 años
  • Casada con ¿Cipriano Jericó?
  • 4 hijos
  • Trabajadora: En Casa
  • Vecina de Falces
  • Asesinada en Falces: 27-10-36 [01]
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«Los fusilamientos en el pueblo de Falces, el día 27 de octubre, fueron: Pedro Castillo Caballero, Agustín Rodríguez Yrisarri, Juan Ricarte Zoco, Pedro Urruz Carro, Gregorio Soto Pérez, Estanislao Yrigary Amatriaín, y la mujer Encarnación Resano Falcón. Sobre la muerte de esta última un vecino de su mismo pueblo dice:

Encarnación, debía tener unos sesenta años. Era sorda, pasó las procesión del Santísimo y ella no se giró, dándole la espalda. Creyeron, a pesar de que esta mujer era muy religiosa, que había despreciado a las autoridades, que presidían el cortejo. Inmediatamente, mataron al marido** y a ella la encerraron en la cárcel. A los tres meses la sacaron, se la llevaron hasta la puerta del cementerio y allí le dispararon en el bajo vientre. La mujer lloraba, al tiempo que invocaba a la Virgen de las Nieves. La vio el guarda del cementerio, avisó al alcalde y al médico y estos la terminaron de matar a tiros. La mujer, cuando estaba en la cárcel, escribió una nota a sus sobrinas, que dice: “Hijas mías, ya no me veréis más. Voy con Dios, con quien estaré mejor”. Luego dijeron que la iban a meter en una caja. ¡Mentira! La colocaron entre dos hombres que habían fusilado la noche anterior. Uno encima y otro debajo, en una posición como si estuviera realizando el acto sexual..

Efectivamente. Cuando desenterraron estos cadáveres, aparecieron en esta posición. Las alpargatas de Encarnación habían quedado grabadas en la fosa. Su hijo estaba durante la extracción, y señaló (es mudo) inmediatamente los restos de su madre, que murió sin entender absolutamente nada. La reconoció por los trozos de vestido que llevaba puesto el mismo día que la asesinaron.

Las crónicas de este tiempo explican “que por aquellas fechas –un poco antes ó después, tanto da – estaban sentados Mola y garcía Escamez con sus esposas en el café Kutz de Pamplona. Estaban hablando del estado angustioso de España y de la urgencia de que los militares pusieran definitivamente coto a los abusos del Frente Popular.» [02]
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«el periódico Arriba España (núm. 18, 19-VIII-1936), daba una noticia sobre Encarnación Resano Falcón, al parecer redactada por el cura falangista Izurdiaga5: “En Peralta fue detenida, noches pasadas, la vecina de dicha localidad Encarnación Resano Falcón, de 57 años, porque al pasar por delante de su casa la procesión de la Hora Santa salió a la calle con un banco con el que pegó en el suelo para llamar la atención y se sentó de espaldas a la procesión en plan de mofa y escarnio a las imágenes en cuyo momento unos falangistas que la vieron la cogieron y la llevaron a la cárcel. Esta individua, según informes oficiales, es de pésimos antecedentes y agitadora de masas de tal manera que en cuantas alteraciones de orden público han ocurrido en dicha villa siempre aparecía a la cabeza la individua de referencia”.

Encarna era una mujer religiosa y difícilmente podía haber reaccionado de otra manera ante la procesión católica. Si metió ruido fue porque era sorda y si dio la espalda al cortejo de autoridades fue porque en aquellos tiempos las mujeres se sentaban de cara a la pared para no enseñar sus piernas en los actos religiosos, quisicosas de la rancia moral de la época. Pero daba igual en aquellos días de escarmiento. Mataron al marido y a ella la encerraron en la cárcel. Al cabo de tres meses la llevaron con otros seis a fusilar.

Encarnación fue obligada a asistir al fusilamiento de sus convecinos y al final, “entre risas, le pegaron un tiro en la entrepierna y la dejaron toda la noche desangrándose en la puerta del cementerio”, hasta que al día siguiente alguien la remató de un tiro, después de estar gimiendo en la oscuridad y en la soledad. “Luego, el sepulturero –grandes informadores de lo que nadie debía quedar informado– se jactó de haberla enterrado entre dos hombres para que follara en el infierno. Siempre se creyó que aquello era una balandronada de borrachón locoide en busca de que le paguen el chato o el palmero de vino a cambio de truculencias. (…) Bah, una salvajada de este, como los pies del Señor y un clavico entre los dos, que dice la jota, hasta que se abrió la fosa y así aparecieron los cuerpos”» [03]

Detalles adicionales sobre el fusilamiento de Encarnación Resano en el relato de Josefina Campos Orduña, [04]

Notas:

Aparece como "RESANO FALCON, Encarna" en «Navarra 1936». No queda claro quién era el marido de Encarna ¿Cipriano Jericó? como aparece en Navarra 1936. Según el testimonio mataron a su marido pero no aparece en la lista de  asesinados Falces. Punto y circustancias por aclarar.

Fuente:

[01] «Navarra 1936...»

[02] Hemeroteca de Interviu: 
http://parquedelamemoria.org/hemeroteca/Interviu

[03] Artículo «Guerra, terror y escarmiento: homenaje a una obra clandestina de Miguel Sánchez-Ostiz» Miguel Ayestarán
http://www.noticiasdenavarra.com/2013/07/08/opinion/tribuna-online/guerr...

[04] «Octubre 1936. Son asesinados las últimas personas de Peralta» Josefina Campos Orduña VER

ELIZALDE, Julia

Casada con Ángel Díaz Belloso, jornalero y pte local de Izquierda Republicana. Asesinaron a su marido en Santacara y dos hermanos, Blás y Nicolás en Monreal. A un cuarto hermano, Gerardo no lo asesinaron a cambio de partir al frente forzoso.

Julia fue encarcelada y en su cautiverio tuvo a una hija que murió.

Al salir de la cárcel muy mermada de salud no tuvo más remedio que trabajar para criar a sus dos hijos, huérfanos de padre. Murió enferma de tuberculosis.

En el muro de los nombres se recogen a los tres hermanos Díaz Belloso. Pero cabe pensar qué ocurre con casos como el de Julia: muertes prematuras claramente conexas con la represión. ¿Acaso Julia, joven viuda con dos hijos y con dos jovenes cuñados muertos y un tercero en el frente... y su tercera hija, muerta en la cárcel. Forzada a trabajar enferma. Acaso casos como el de Julia no están en la nómina de los asesinatos de la cruel y sistemática represión de los alzados en la retaguardia? Al menos en esta página así lo proclamamos y lo consignamos.

En cualquier caso, la hija de Julia, nacida y muerta en la cárcel tras un traumático embarazo y parto, es otro caso clarísimo de las consecuencias de la represión nunca suficientemente descritas y relatadas.

Fuente

Hemeroteca-Interviu:

http://parquedelamemoria.org/hemeroteca/Interviu

Maestra de "La Normal" de Pamplona

Asesinada el día 21 de octubre de 1936 (día de la procesión de Cristo Rey). Su cuerpo apereció en la exhumación de Monreal. Cuando la asesinaron, cuatro días después de la procesión de Cristo Rey, llevaba un "kimono" de melocotones. La habían apaleado violentamente tras violarla entre varios matones, antes de asesinarla. Estaba embarazada. Le llamaban loca ante los enterradores forzosos, para justificar el terrible estado de la pobre maestra.

«LOS FUSILADOS POR CRISTO REY 

A los cinco días de aquellas muertes, el día 21 de octubre de 1936 de la procesión de Cristo Rey, trajeron al mismo lugar a cinco hombres y a una maestra de la Normal de Pamplona. Testigos involuntarios explican lo que vieron:

Estábamos trabajando en una viña. Oímos los tiros, y cuando llegamos, ya estaban muertos. Los falangistas nos dijeron: ¡Esperad aquí!, que vamos a traer a una loca que no para de gritar, la vamos a matar y la enterraremos aquí con los demás. Así lo hicieron. Después que escuchamos los disparos y la mujer dejó de llorar, fuimos a buscarla. Recuerdo que sólo llevaba un pijama con unos melocotones bordados en la camisa. La mujer estaba embarazada y, a pesar de su estado, la habían reventado a golpes después de violarla varias veces. Más tarde supimos que a su marido también los mataron unos días antes que a ella.

Los que asisten a la conversación mueven la cabeza afirmativamente.» [01]

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«Octubre 1936. Búsqueda incansable de los asesinados el día 21 en Monreal

EXTRACTO:

«Justo a los cuatro días de matar a estos que trajeron de Tafalla nos volvieron a llamar a mi hermano y a mí para que volviésemos, que había que enterrar a otros, era sobre las ocho y media de la noche. Como ya sabíamos lo que había ocurrido el día 21 que nos amenazaron con matarnos también si no íbamos, sin rechistar fuimos mi hermano y yo. Como estaba lloviznando hicieron pronto el trabajo, los mataron rápidamente en el alto y cuando los mataron los echaron abajo y nos dijeron: "Ya están para enterrar, pero esperar, que tenemos ahí una loca, ya la vamos a traer y los enterráis a todos juntos".

¡Sí, sí, loca!, la tenían encerrada en uno de los coches, cuando terminaron con los cinco primeros se fueron al coche donde la tenían y la fueron violando uno tras otro, la pobre gritaba y forcejeaba, pero no le sirvió de nada, como ella se resistía la sujetaban los otros y se echaban iguales carcajadas que cuando hicieron sufrir a los del primer día.

Después le dieron dos tiros y cogiéndola entre dos, la echaron encima de los otros desde el alto. Llevaba un quimono blanco con medios melocotones y al echarla encima de los otros, los faros dejaron ver lo que habían hecho con ella, estaba en estado. Luego nos enteramos que era una maestra de la Normal de Pamplona, a su marido le mataron en el Perdón. Allá a los años vinieron familiares a informarse si estaba aquí en Monreal, pero no sabría decir quiénes eran. Cuando les dimos los detalles de cómo era y cómo iba vestida nos dijeron que era de ella misma»


TEXTO COMPLETO

«Fue el grupo de Monreal de los que más nos costó encontrar.

Sabíamos por Lola Díez, hija de Blas, que con los de Peralta que quedaban en la cárcel hasta el día 21 de octubre se encontraban también más personas de Berbinzana, Tafalla y algún otro pueblo, por lo que el día 8 de mayo de 1978, lunes, nos marchamos a Berbinzana, Lola Díez, su hijo Javier Ostivar con la novia Mª Pilar Fernández y yo. Allí nos encontramos con un primo carnal de Lola, Ángel, al que expusimos el motivo de nuestra visita: «Venimos para hablar con vosotros pues vamos a sacar a mi padre, al tío Nicolás y a tu padre, para poder llevarles a Peralta. Vamos a hacer un panteón y así enterraremos a todos allí». Ángel se marchaba al campo con su señora, y ambos se mostraron un tanto extraños, no dijeron nada. Lola les dijo que íbamos a casa de su tío Gerardo.

Nos recibió con todo el cariño del mundo, y mientras hablábamos, llamaron y eran Ángel con su esposa. El pobre no comprendía nada de lo que le habíamos expuesto y preguntó: «¿Qué es lo que me habéis dicho?, no entiendo nada ¿qué le pasó a mi padre? ¿dónde murió? ¿qué le hicieron?».

Gerardo se echó a llorar. No sabía cómo explicarle a su sobrino lo ocurrido. Habían sido tres hermanos los que habían fusilado y a Gerardo no le mataron porque corrió al frente. A duras penas le contó lo ocurrido.

¿Por qué no sabían nada ni Ángel ni su hermano?

Su padre, también Ángel, se había escondido en el campo cuando intentaron cogerlo, pero una vez lo encontraron le fusilaron (sus restos no se puedieron recoger por más que se miró, el terreno era un barranco de Santacara y se supone que se los iría llevando el agua. A la madre de Ángel, Julia Elizalde, la llevaron a la cárcel, estaba embarazada y estando en la cárcel, nació una niña, que murió.

Una vez fuera se fue a vivir con sus padres, que se habían encargado de cuidar de los dos hijos. No salió muy fuerte de la cárcel pero debía trabajar como pudiera para sacar a sus hijos adelante. Se dedicó a lavar en el río o en las casas, por lo que su poca salud se agravó, y tuvo tuberculosis, que la llevó a la tumba.

Los abuelos siguieron cuidando de sus nietos y nunca les dijeron nada de lo pasado, les daba mucha pena, ya que eran tan niños y habían perdido a los padres y a la hermana.

Fue muy duro para Ángel conocer la verda, y el llanto de todos fue unánime. Le recuerdo tantas veces y me dolió mucho que después de tanto buscarle no pudieran sacar sus restos.

El mundo es un pañuelo y ahí aparecen nuestros vecinos, los mencionados «yeseros». Eran muy amigos del «Chato Berbinzana» y éste se los llevó a su pueblo. Allí no les conocía nadie y podrían vivir sin que nadie les mirase mal. Un día fueron a comprar leche a casa de una señora que tenía cabras. al conocer que era de Gallipienzo, le soltaron una fanfarronada de matones: «Mecagüen, de Gallipienzo eran dos hermanicos que matamos en Falces, quisieron morir cantando una jota, les atamos los brazos y cantando una jota a la Virgen de Ujué los matamos».

Aquellos dos hermanicos eran ni más ni menos que dos hijos de esta pobre mujer. Como era todavía tiempo de guerra calló, pero al día siguiente se negó a darles más.

De esta manera y otras semejantes se descubrieron mucho de cuanto habían hecho, pues los matones bocazas no tienen remedio.

El «Chato Berbinzana» fue uno de los más temidos criminales del 36. Su nombre hacía temer lo peor si se nombraba en cualquier lugar de Navarra y La Rioja. Que con sus secuaces estuviera cerca, era presagio de que la muerte acechaba.

Cierto es que hubo otros muchos por todos los pueblos que se llevaron poco o nada con él, pero ciertamente parece que fue caporal, un individuo que sustituía la inteligencia con bestialidad.

Ciertas informaciones afirman que, terminada la contienda, le dejaron de lado sus mentores, y ante sus reclamaciones le pusieron un puesto de poca relevancia para cubrir las apariencias. Pero se tomó a mal que le pagaran con desprecio después de todos los «servicios» prestados.

El tío de Lola, Gerardo nos llevó a visitar a otros familiares, pero ninguno sabía el lugar donde se encontraban.

Lo mismo ocurrió en reuniones con vecinos de Caparroso y Marcilla.

El 16 de mayo vinieron de Berbinzana, el señor Gerardo y el señor Alfaro, que nos plantearon que también querían en el pueblo recoger a los suyos, y en eso quedamos, como lo habíamos acordado con los anteriores. Si se identificaban los cuerpos no había problema, cada pueblo se llevaba los suyos, y si no era posible la identificación, cada pueblo se llevaría el número de los que hubiesen sido asesinados. Al fin y al cabo todos ellos eran lo mismo e igual de queridos para todos.

En Pamplona estuvimos con Juana Mari Burdaspar, y visitamos a las hermanas Tere y Nieves Ricarte Zoco, Francesas, Juanita Castillo viuda de Agustín Rodríguez, Pimpozo, Jesusa Asín, viuda de León Pérez, el Apache, con Juanita Boneta, viuda de Alejandro Castillo Todosio, y algunas otras, que nos acogieron con sumo interés y estaban de acuerdo en la exhumación de los restos.

Pero en la vida no todo es miel y una de las personas que fuimos a visitar nos recibió con gran altivez, negándose en redondo a dar su permiso para exhumar  los restos de su marido.

La conversación fue muy desagradable, a pesar de que le hablábamos con mucho respeto. Cuando le comentamos que todavía no sabíamos el lugar donde estaban, estalló en una risa hueca y burlona diciendo: «¿No tenéis ni idea de dónde están?, yo sí que lo sé». Le rogué que nos dijera el sitio, mas se negó. Nos marchamos y al despedirnos le dije con naturalidad y sin enojo que no se preocupara, que alguien más lo sabría y de una u otra forma los encontraríamos. Bajábamos las escaleras sin hablar, y Juana Mari Burdaspar me dijo cómo había tenido tanta paciencia. No podíamos obligar a nadie, pero de una u otra forma nos enteraríamos, como así fue.

Días más tarde recordó mi madre que había una señora de Peralta Encarna Rox, Puchera, que vivía en Tafalla, aunque no sabía las señas. Ella se había encargado de llevarles la ropa limpia y recoger la sucia, incluso les lavaba. Su hermana Teresa, la Pastora, nos dio las señas y el 18 de mayo fuimos a visitarle Lola Díez, Javier Ostivar, Pilli Fernández, Juanjo, Gerardo, Alfaro de Berbinzana y yo. A partir de aquí prácticamente todo fue coser y cantar.

Encarna nos acompañó a visitar algunas familias, y salvo una, el resto dieron su conformidad. Una de ellas, llorando nos dijo: «Sí, sí, antes de que yo me muera». Era, la señora Adelaida San Martín, esposa del concejal de Tafalla Pedro Martirena, propietaria de una tienda de lencería en la calle Mayor de Tafalla.

Después marchamos a la tienda de la viuda de Saturio García. Nos atendió la hija y su esposo, y nos comentó que conocían el lugar, que habían ido muchas veces a llevar flores. Seguidamente nos mandó a la casa para que estuviéramos con su madre y la reacción fue igual que la de la señora Adelaida.

Tras hablar con el párroco de la Iglesia de Santa María, que nos escuchó con sumo interés, prometiéndonos su ayuda, dimos por terminada la visita. Al fin sabíamos que este segundo grupo de presos de Tafalla estaba en Monreal, y conocíamos el lugar exacto.

Mi madre lloró de alegría, al saber que íbamos a poder recoger a su hermano. Don Francisco Iraceburu, párroco de todos los pueblecitos cercanos a Monreal, se encargó de hablar con el de Monreal, don Miguel Zabalza. Al día siguiente pude hablar con él por teléfono y concertamos una visita para el día siguiente cuando me mostró el lugar donde estaban enterrados.

Ambos párrocos nos brindaron su ayuda incondicional buscando contactos que nos dijeran los lugares exactos, ya que había varios grupos de fusilados de diferentes pueblos. Desde entonces don Miguel nos ayudó cuanto estuvo en su mano.

Quien estuvo de párroco en aquellas fechas fatídicas 1936-1939 en Monreal, había colocado en un árbol una cruz y un letreo que decía así: «Respeten este lugar, es cementerio de 1936».

¿Qué pasó con aquel sacerdote, que de la noche a la mañana desapareció y nada han vuelto a saber de él?

Al fin los habíamos encontrado y la alegría se consolidó en todos nosotros.

Seguía sin ser localizado el grupo de cinco de la cárcel de Pamplona fusilados el 26 de octubre. Teníamos noticias de que pudieran estar en Ibero, y decidimos ir allí Juanjo, Mercedes Ulibarrena y su esposo. En Ibero nos esperaban Leonor Irisarri, Félix y Matías Guinduláin, y Loli Busto, esposa de Félix.

Juanjo, que trabajaba en Ibero, había contactado con algunas personas, para que pudieran informarnos sobre el particular, y nos dieron información precisa y real de que en ese mismo día ni en otros hubiesen llevado a personas de Peralta. Que las 20 personas de ese mismo día sacadas de la cárcel de Pamplona eran de Larraga, y que estaban enterrados en dos grupos de 10, al pie de un pequeño montículo, conocido como «Las tres cruces», porque una señora de Larraga, Orosia Frauca, vivía entonces en Ibero y encargó las tres cruces en hierro para señalar el lugar para una posible búsqueda posterior.

Visitamos a la señora en Pamplona, que nos confirmó la versión recogida en Ibero y que ella los conocía a todos.

Una vez que supimos que los presos del segundo grupo de Tafalla estaban en Monreal, nos pusimos en contacto con los demás pueblos que estaban con los nuestros, Berbinzana, Caparroso, Cáseda, Gallipienzo, Murillo el Cuende, Funes, San Martín de Unx, Pamplona, Tafalla y Peralta.

En cuanto a la fosa de Falces, se comenzó a vislumbrar una solución para exhumar a todos a la vez, pues el párroco que estaba en 1936 dejó anotado el orden en el que estaban enterrados según fechas de enterramiento. Así pues se contactó con todos los pueblos que tenían fusilados allí y poco a poco se fue haciendo más fácil la localización. Había restos de Gallipienzo, Larraga, Olite, Funes y Peralta.

Habíamos hablado con el enterrador de Monreal, y quedamos en ir. El párroco, llamó al enterrador. ¡Pobre hombre! tenía 16 años cuando les enterraron y su hermano unos 20 años. Llorando decía que no lo había olvidado nunca.

«¿Ud sabe todo lo que hicieron con ellos, toda la noche, toda la noche haciéndoles sufrir, no sé cómo podían hacer esas cosas. No vaya a creer que les mataron gente de por aquí, no, no».

«Les obligaban a confesarse y al que no quería le daban de golpes, les tenían atados metidos primeramente en los autobuses en los que les trajeron, pero cuando les apetecía sacaban a algunos y les hicieron mil injurias, y aún se reían, fue horrible, horrible. Cuando ya habían matado a todos y estaban metidos en las zanjas echamos cal viva encima de ellos. Se hizo allí mismo un almuerzo y como no estaban todavía cubiertos de tierra, les echaban los huesos encima y aún hacían chistes de ello, y todos a carcajada. Fue horrible, horrible y tantos hombres, no hay derecho, ¡qué horror!»

Conforme nos lo contaba lloraba como un chiquillo, a veces no podía continuar porque le embargaba la emoción, y se cubría el rostro con las manos. Se llamaba Pablo Ojer, Lorduras.

Bajamos nuevamente al lugar donde estaban, pues ya había otras tumbas con menos hombres y eran de Aoiz, Aós, Yesa, y Pamplona; éstos estaban en una explanada. El grupo de los presos de Tafalla estaban más hacía el río, debajo de los árboles y plantas que habían crecido exhuberantemente.

De primeras calculamos los restos de 64 personas los que íbamos a recoger, pero fueron finalmente 73.

La hija de Saturio García de Tafalla nos ofreció en su nombre y en el de su madre, utilizar el panteón familiar para guardar provisionalmente los restos.

Luis Luri de Azagra, que llevaba el restaurante de Arlas, se ofreció a llevar los cajones en su furgoneta. Lo mismo hizo Alfredo Ruete, Koske, que ya nos había ayudado anteriormente.

Cuando fuimos a sacar los de Falces nos acompañó don Juan José Catalán, pero después del funeral de Peralta, divulgó que Ángel Vidondo se había metido con la familia Sagardía, lo cual es totalmente mentira. En la homilía de Ángel Vidondo se puede comprobar que no dijo ni una sola palabra alusiva ni de esta familia ni de ninguna otra.

Una vez que todos los pueblos teníamos los permisos familiares y de sanidad, marchamos de los siete pueblos a recoger sus restos. Acudimos unas 150 personas, no olvidemos que eran 64 presos, después encontramos más. La carretera se llenó de coches, gente mayor, jóvenes y niños acudimos en busca de nuestros seres queridos. Muchos de nosotros nos conocíamos de siempre, otros acabábamos de hacerlo, pero fue notable la gran voluntad de todos en ayudarnos. Hermanarnos unos con otros, colaborando todos a una con todos sin excepción.

Dentro de la arboleda al fondo se hallaban los presos de Tafalla y de Pamplona. La unidad de nuestros seres queridos en aquellas fosas comunes, hizo que surgiera entre nosotros el mismo sentimiento de hermandad.

Hablando con Pilar García de Cáseda, a quien le mataron al padre, Antero García, me decía: «Para mí es igual si tengo en Cáseda los restos de mi padre o son los de otro compañero, es exactamente igual, ellos sufrieron la misma muerte, se hermanaron en ella, yo les quiero como si todos fueran uno, como si todos ellos fueran mi padre y sé que en los otros pueblos fueron recogidos con el mismo cariño y esto me basta». Y así fue realmente el espíritu que nos unió a todos.

De Tafalla vino la Cruz Roja. El conductor era nieto de un fusilado de Murillo el Fruto, y su padre, Jesús Ausejo, compañero de estudios de Ángel y Tomás Vidondo de Peralta; vive en Tafalla, no faltaba ni un sólo día para ayudarnos en lo que pudiera. Su padre había sido fusilado en la primera revuelta del Fuerte San Cristóbal en 1937.

El terreno había cambiado después de 42 años, por lo que Pablo Ojer, el enterrador, no acertaba a distinguir el lugar exacto. Además estaba muy afectado y al ver aparecer tanta gente todavía se conmocionó más

Se comenzó primeramente a limpiar de maleza y plantas, se sabía que aquél era el lugar y aunque costara había que empezar. El alcalde Antonio Salas de Monreal se fue al pueblo para buscar entre los vecinos más información y se tuviera más seguridad. El hermano de Ojer, vivía, pero no salía ya de casa. Finalmente, entre todos coincidieron con el sitio, podía estar un poco más a la derecha o a la izquierda, pero estábamos en el lugar preciso.

Comenzó a llover de lo lindo, pero se siguió trabajando, se comenzaban a ver algunos restos. Los que estaban dentro de la fosa se calaron, pero allí nos dieron las ocho y media de la tarde y quedamos en volver al día siguiente.

Se estaban sacando los restos de uno de ellos, que pertenecían a alguien de una gran complexión física. Al mostrarlo, Lola comentó llorando: «Yo creo que éste será mi padre, pues era muy fuerte». Su tío Gerardo, llorando también lo dijo: «Sí hija mía, éstos son los restos de tu padre, éste es tu padre». Al no aparecer ningún otro con esa constitución, quedó claro que era el padre de Lola Díez.

Carlos Pérez Gogorza estaba afanoso buscándolos con sumo cuidado, mientras les hablaba: «Pobricos, ¿qué hicieron con vosotros?, ¿qué males habíais cometido? Ya estáis saliendo, os vamos a llevar a casa, pobricos, cuánto hicieron con vosotros».

Cuando la guerra, Carlos tenía 4 años, pero quiso mucho a su hermano Eugenio y se desvivió por todos. En muchos momentos el cariño con que les hablaba hacía que lloráramos todos emocionados.

Mi tía Pilar y mi madre recordaban que a su hermano le faltaba un diente en el lado izquierdo. Así pues estábamos pendientes de ello y al poco de salir el padre de Lola, salió mi tío José Orduña Asín. Esta vez fue Javier Lorea quien sacó la cabeza. Al verla vimos que era él.

Mi madre se metió en la fosa, es la primera mujer que se ve bajando, a la izquierda.

Javier Lorea también fue uno de los que trabajó sacando restos de lo lindo. Los que no podían trabajar dentro de las fosas, nos dedicábamos a recoger los restos y colocarlos en unos u otros cajones. Estos estaban marcados con el nombre de los pueblos y algún otro sin ninguna referencia, para los restos que no conocíamos.

Ya llevábamos un rato sacando restos cuando Ojer se me acercó ya más tranquilo, al ver que salían los restos y nos dijo:

«Quería decirles, que, a los cuatro días de que mataran a este grupo vinieron con cinco hombres más y una mujer y están enterrados a un lado de éstos pero en la misma fosa

No sé de dónde eran pero sí se que les mataron los mismos que mataron a los primeros, pues no se me han olvidado ya jamás, si volviera a verles les reconocería.

Justo a los cuatro días de matar a estos que trajeron de Tafalla nos volvieron a llamar a mi hermano y a mí para que volviésemos, que había que enterrar a otros, era sobre las ocho y media de la noche. Como ya sabíamos lo que había ocurrido el día 21 que nos amenazaron con matarnos también si no íbamos, sin rechistar fuimos mi hermano y yo. Como estaba lloviznando hicieron pronto el trabajo, los mataron rápidamente en el alto y cuando los mataron los echaron abajo y nos dijeron: "Ya están para enterrar, pero esperar, que tenemos ahí una loca, ya la vamos a traer y los enterráis a todos juntos".

¡Sí, sí, loca!, la tenían encerrada en uno de los coches, cuando terminaron con los cinco primeros se fueron al coche donde la tenían y la fueron violando uno tras otro, la pobre gritaba y forcejeaba, pero no le sirvió de nada, como ella se resistía la sujetaban los otros y se echaban iguales carcajadas que cuando hicieron sufrir a los del primer día.

Después le dieron dos tiros y cogiéndola entre dos, la echaron encima de los otros desde el alto. Llevaba un quimono blanco con medios melocotones y al echarla encima de los otros, los faros dejaron ver lo que habían hecho con ella, estaba en estado. Luego nos enteramos que era una maestra de la Normal de Pamplona, a su marido le mataron en el Perdón. Allá a los años vinieron familiares a informarse si estaba aquí en Monreal, pero no sabría decir quiénes eran. Cuando les dimos los detalles de cómo era y cómo iba vestida nos dijeron que era de ella misma».

Acordamos ponernos de nuevo en contacto sobre este grupo, y le pedimos encarecidamente que indagara en el pueblo por si alguno sabía algo más. Le comenté al alcalde lo contado por Ojer y lo que nos pasaba con un grupo de Peralta de Ibero pero que en el pueblo nos aseguraron que no estaban, prometiéndonos indagar sobre ello. Fueron muchas las personas de Monreal que nos ayudaron, a quienes estamos muy agradecidos.

Nuevamente aparecieron dos cabezas prácticamente juntas e iguales y los antebrazos atados con un alambre: «Esos son los Chivite». Junto a sus restos salió un pequeño paquete, eran las monedas que habían usado para casarlos por la Iglesia.

 

Una señora (Esperanza Sánchez de Tafalla) con el pelo blanco comentó: «Ese es Juan Chivite, el pequeño de los hermanos». Le pregunté si lo había conocido: «¿Ves mi pelo?, pues está así desde el día siguiente que les sacaran de la cárcel». «Nos hicimos novios en la cárcel sin conocernos, solamente hablábamos a través de las celdas». Se vieron por primera vez el día que se los llevaron. Esperanza Sánchez, tenía 24 años y estaba presa con 11 mujeres más; creyeron que se las llevarían también, pero las dejaron.

 

El agua seguía cayendo sin descanso y a eso de las ocho y media de la tarde dejamos todo para el día siguiente. Los restos, como ya habíamos acordado con la famlia de Saturio García de Tafalla, los trasladamos en sus respectivos cajones hasta Tafalla y los recogimos en el panteón.

 

En Monreal estaban Leonor y María Irisarri. Les comentaron lo que nos había dicho Ojer, el enterrador, y creímos que era casi seguro que los 5 asesinados del día 25 de octubre eran los que llevábamos tantos días buscando.

 

Al día siguiente nos encontramos con Nieves Vidondo, hija de Félix uno de los cinco asesinados el día 25 de octubre, y le informamos: «¿Dónde?». «En Monreal». Nieves se echó a llorar.

 

Volvimos a Monreal y Carlos Pérez Gogorza, Cholo, llevó una lona para poder proseguir con menos molestias, pues seguía lloviendo mucho. A las tres de la tarde recogimos y los dejamos para el fin de semana siguiente. Estos tres hombres, cada día venían puntualmente, por lo que yo llegué a creer que tendrían algún familiar. Algún día en lugar de venir tres, venían dos, pero siempre los mismos y cada día se colocaban a mi lado y yo hablaba con ellos con toda normalidad. Volveré sobre el tema más adelante.

 

Félix y Matías Guinduláin, pero sobre todo Félix, estaban mosqueados porque presentían que les ocultábamos algo. Él no sabía muchas cosas de lo ocurrido en la guerra, menos todavía de algunos matones o responsables de aquellas muertes. Nosotros recogíamos cada día más información y había cosas que preferíamos callar para evitar el sufrimiento de los familiares.

 

Félix nos lo planteó un día claramente y Juanjo le dijo que entre las personas con las que convivía normalmente había gente a la que no iba a poder mirar igual. Estuvieron en mi casa y les informé de cuanto pude informarle, pues había un familiar responsable de la muerte de su abuelo, que había mandado que le inscribiese fallecido en el término de Monreal.

 

Tomás Vidondo fue informado por su hermana Rita de lo que pasaba y nos pidió que le avisáramos, pues podía reconocer a su tío enseguida, ya que llevaba un puente de platino y unas muelas postizas.

 

Aunque el decreto de confesión le impedía dar más datos, el párroco de Monreal certificó que las familias de los cinco asesinados podían llevarse los restos con la seguridad de que eran sus familiares. Alguien del pueblo sabía que eran los de Peralta.

 

Félix y Loli su esposa fueron informados por el párroco de que entre aquellos restos estábamos sacando a su abuelo.

 

Al conocer los datos, Leonor Irisarri volvió con otra esperanza, convencida de que entre los restos de aquellas seis personas asesinadas estaba su padre. Quien mandó se hiciera la inscripción sabía muy bien que estaban en Monreal, si bien mintió, dando otros lugares.

 

Javier Vidondo, hijo de Félix, lloró amargamente cuando descubrió el acta de defunción de su padre, más al ver la firma del responsable de su muerte en Tafalla, un familiar no de sangre, pero familiar muy directo.

 

En el nuevo viaje a Monreal vino Tomás Vidondo, y al poco de comenzar apareción una medalla de plata de la Milagrosa. Tomás la reconoció: «Aquí está mi tío, llevaba una medalla de la Milagros, que le llevó sor Vitoria» (monja de la Caridad de Peralta). Cuando apareció la cabeza allí estaba el puente de platino de su tío.

 

Estaban todos los familiares de los 5 hombres asesinados el día 25, entre ellos José Luis Ulibarrena y su hermana Mercedes, Esperanza González, esposa de José Irigaray, Pitón; Julia Irigaray, hermana de José, Lola Díez, sobrina, Javier Vidondo, hijo de Félix, y los nietos de Félix y Matías Vidondo, y otros sobrinos y nietos; Leonor y María Irisarri... Por el tamaño y otros detalles identificaron a todos. Efectivamente, salieron donde había indicado Pablo Ojer.

 

Fue una gran alegría, tras las incógnitas que habíamos tenido, que allí estuvieran los cuerpos de Victorino Irisarri, Félix Vidondo, José Irigaray, Isidoro Itúrbide y Francisco Ulibarrena, junto con el de la maestra.

 

Finalmente, el sexto día apareció Juanito Lezáun Pérez, Patán, el hermano de Antonia Lezáun. Su cabeza tenía un tiro en la nuca: «Juanito, Juanito ya has salido, ya has salido, pobrico, pobrico, cuánto hemos sufrido todos...».

 

Terminamos de sacar a todos, nos despedimos de la gente de Monreal, dándoles las gracias a Ojer, al alcalde y a otros vecinos que habían venido.

 

En Tafalla hicimos el reparto por pueblos, y se dejaron en un cajón los restos que habían aparecido de más, entre ellos el de la maestra de Pamplona, por si aparecían sus familiares reclamándolos. Si no fuera así, se recogerían en el panteón de Tafalla.

 

Estábamos muchas personas para recogerles y llevárnoslos para nuestros pueblos. Al ver tal cantidad algunos exclamaban cómo habían podido matar a tantos. Carlos el Cholo respondió: «y aún tiene alguno la poca vergüenza de estar aquí, ni la tuvieron ni la tendrán». El aludido era de Peralta, pero no se dio por enterado, se ve que tenía buenos memoles y sangre fría.

 

Apareció por el panteón el párroco de Cáseda que nos comentó que se corría por el pueblo de Cáseda que pudiera estar el párroco de entonces, don Eladio Celaya Zalduendo natural de Peralta, asesinado también, porque los responsable no lo negaban.

 

Concepción Toledo, sobrina de Eladio, me habló de una señora de Cáseda que sabía de su muerte y que le habían cortado la cabeza igual que a San Juan... Así que quedamos en entrevistarnos con esa señora que vivía en la Chantrea.» [02]

 

[01] 1978/12/21 INTERVIÚ N.136: VER

[02] «Octubre 1936. Búsqueda incansable de los asesinados el día 21 en Monreal»
Boneta.eu VER

Ciudadana "XXX" Burguete

«Además en nuestro Municipio, según diversas fuentes orales, en el paraje de Oiarburu fue asesinada una ciudadana, dicen que de nacionalidad francesa, su nombre se ignora “le llamaremos XXX” y su muerte no quedo registrada. Fue acusada de espía.» [01]

Otras fuentes como el libro "El Escarmiento" de MSO hablan de la profesión de la ciudadana gala, como reportera o fotógrafa (pag. 111)  [02]

[01] Acuerdo de 2007 en el Ayuntamiento de Burguete: VER

En la Casa Consistorial del M I Ayuntamiento del Auritz-Burguete a 8 de Noviembre de 2007 siendo las 18,00 horas, se reunió el Ayuntamiento al objeto de celebrar sesión extraordinaria con la asistencia de los Sres. Concejales, Doña María Roncesvalles Azanza Burusco, D Juan Manuel Azanza Burusco, D. Alejandro Othegui Echeverría, Doña Maria Aranzazu Oyarbide Lapazarán, D. Iker Oroz Garate ,y D Ignacio Irigaray Gil bajo la presidencia del Sr. Alcalde D. José Irigaray Gil actuando como secretario de

la Corporación D. Pedro María Cenoz Iragui.

Se hace constar la presencia de las siguientes personas relacionadas con las personas de Burguete fusiladas y represaliadas en la Guerra Civil:

- D. JOAQUIN INDURAIN BERRADE CASADO CON SUCESORA DE CONSTANTINO EGIA OLAETXEA.

- Dña. IOSUNE EGIA ERRO SUCESORA DE CONSTATINO EGIA OLAETXEA (NIETA).

- D. MIGUEL ANGEL BURGUETE ITURBIDE CASADO CON SUCESORA ITZIAR EGIA ERRO (NIETA).

- D. GERARDO EGIA ERRO NIETO DE CONSTANTINO EGIA.

- Dña AITZIBER BURGUETE EGIA BIZNIETA DE CONSTANTINO EGIA.

- D. RUBEN EGIA ERRO NIETO DE CONSTANTINO EGIA.

- Dña. ITZIAR EGIA ERRO NIETA DE CONSTANTINO EGIA.

- Dña. MARIA EGIA ARIZTIMUÑO NIETA DE LUCIANO EGIA.

- D. GORKA EGIA ARIZTIMUÑO NIETO DE LUCIANO EGIA.

- D. FERMIN EGIA ARGÜELLES HIJO DE LUCIANO EGIA.

- D. INAXI ARIZTIMUÑO OTEGI NUERA DE LUCIANO EGIA.

- Dña. TERESA EGIA GARCIA HIJA DE ISIDORO EGIA.

- Dña. ANA BELASKO EGIA, BELI BELASKO EGIA, NIETAS DE ISIDORO EGIA.

- D. ARCADIO IBAÑEZ SAN JUAN AMIGO DE LOS EGIA.

- Dña. CONCHITA SALINAS MURO, AMIGA DE LOS EGIA.

- D IÑAKI YOLLER URDIROZ PARIENTE DE FILOMENO URDIROZ APEZARENA.

Abierto el acto se solicita por parte de Dña Itziar Egía Erro autorización para grabar la sesión concediéndolo el Sr. Alcalde.

Acto seguido interviene el Sr. Alcalde señalalando el carácter especial de la Sesión que en principio iba a tener carácter monográfico si bien por razones de urgencia se han introducido dos puntos más y que por ello se va a tener un desarrollo especial que incluirá intervenciones del público.

1.-RECONOCIMIENTO Y DIGNIFICACIÓN DE LOS FUSILADOS Y REPRESALIADOS DE LA VILLA DE AURITZ BURGUETE EN LA LLAMADA GUERRA CIVIL.

Toma la palabra el Sr. Alcalde dando lectura al siguiente texto “Setenta años, es demasiado para esperar. La dictadura, los miedos, la dejadez, la ignorancia y los intereses han impedido hablar en este foro de este tema. El tratarlo hoy, de ningún modo obedece al debate que se vive en estos momentos debido a la tramitación en el Congreso de España de la Ley de la Memoria Histórica, sino que es consecuencia de una necesidad moral e histórica que esta Corporación entiende que hay que cumplir para intentar cerrar en sano, en la medida que podamos, unas heridas todavía abiertas.

Este acto de recuerdo se debe convertir en una reivindicación de la verdadera Historia de la conocida como Guerra Civil Española. Guerra, en la que la insurgencia militar se levanto en armas contra la legitimidad y la legalidad. Así mismo, este acuerdo no se debe entender como una reclamación de venganza, fomento de la crispación o división revanchista, sino como un acto de reparación y dignificación moral e histórica.

Los pueblos sin memoria, como los individuos, actúan como sonámbulos: hipnotizados o irresponsables. Es difícil cultivar la responsabilidad cuando la memoria se amaña o, peor; cuando directamente se niega o se reprime, y como dice Freud lo reprimido vuelve. Ser responsable es hacerse cargo de lo sucedido, también para transformarlo. Sin análisis ni pasión por la verdad no hay posibilidad de asumir los valores e implicaciones éticas.

En Navarra la llamada Guerra Civil esquilmó las ilusiones de una generación que, lejos de recomponer sus vidas tras tres años de contienda, tuvieron que sufrir cuarenta años de dictadura que trajo consigo dolor, muerte y ausencia de libertades.

Como consecuencia del golpe militar contra la Republica fueron asesinadas por las tropas sublevadas los vecinos o hijos de la villa de Auritz-Burguete que a continuación se relacionan:

-CONSTANTINO EGUIA OLAECHEA. Nacido en Auritz-Burguete, asesinado el 23 de agosto de 1936 en la Bardena.

-JUAN BAUTISTA EGUIA OLAECHEA. Nacido en Auritz-Burguete el 7 de agosto de 1906 y asesinado en Pamplona el 23 de septiembre de 1936.

-LUCIANO EGUIA OLAECHEA. Nacido en Auritz-Burguete el 10 de enero de 1908 y asesinado en Erreniaga (El Perdón) el 22 de septiembre de 1936.

-ISIDORO EGUIA OLAECHEA. Nacido en Auritz-Burguete el 12 de abril de 1907 y asesinado en Zizur el 21 de septiembre de 1936.

-EVARISTO PÉREZ LUQUIN. Natural de Ávila, medico de Auritz-Burguete, asesinado en Cadreita el 23 de agosto de 1936.

-FILOMENO URDIROZ APEZARENA. Nacido en Auritz-Burguete el 6 de julio de 1904 y asesinado el 21 de enero de 1937.

-Además en nuestro Municipio, según diversas fuentes orales, en el paraje de Oiarburu fue asesinada una ciudadana, dicen que de nacionalidad francesa, su nombre se ignora “le llamaremos XXX” y su muerte no quedo registrada. Fue acusada de espía.

En reconocimiento y dignificación moral de las personas fusiladas y en atención a sus familiares, así como de todos los vecinos o hijos de la villa que sufrieron la represión franquista, sin olvidar a las personas que injustamente estuvieron en nuestro municipio en campos de esclavitud del franquismo construyendo la línea defensiva de nidos de ametralladora.”

El Ayuntamiento de Auritz-Burguete aprueba por unanimidad

- “Declarar que CONSTANTINO EGUIA OLAECHEA, JUAN BAUTISTA EGUIA OLAECHEA, LUCIANO EGUIA OLAECHEA, ISIDORO EGUIA OLAECHEA, EVARISTO PEREZ LUQUIN, FILOMENO URDIROZ APEZARENA y “XXX” ; fueron vilmente asesinados en la sublevación militar de 1936 a 1939, sin nada que lo justifique, defendieron con sus vidas la libertad, el progreso y la justicia social. Por ello les rendimos nuestro mas sincero homenaje, homenaje extensible también a cuantas personas de la villa sufrieron la humillación y castigo por causa de sus ideas.”

-“Revocar todos los acuerdos existentes de apoyo, enaltecimiento y adhesión a los sublevados y en especial los acordados en relación al anterior Jefe del Estado Español, general Francisco Franco Bahamonde”.

Procede el público presente a aplaudir la decisión municipal.

Interviene Dña Itziar Egía Erro quien procede a leer primero en Euskera y después en Castellano el siguiente texto:

“Urte asko behar izan ditugu...

gutxienez 71 urte, bakar batzuk elkartu ahal izateko,

hemen gauden guztioi esker,

eta etortzerik izan ez dutenei esker.

Gureen falta triste eta mingarria sumatu dugu urteotan,

ezin adierazi genituen sentimendu gogorrak,

beldurrez izkutatu ditugun beharrak,

horiek sentitzeko beldur baikinen.

Norberak jakin du zer pasatu zaigun,

eta isildu izan du kanporatu ezinik;

errua baitzuen kontatzen zuenak

eta ezin baitzuen ihardetsi entzuten zuenak.

Zenbat galdu dugun denbora honetan guztian,

eta zenbat sufriarazi diguten;

zenbateko mina bizi eta isildu dugun,

eta zenbat gelditu zaigun esan gabe.

Bilatzen emandako urteak, emaitzarik gabe,

ahaleginak egunero, eta sufrimendua besterik ez,

negarrak, herri haietatik itzultzean,

han genituela uste genuenean.

Sufrimendua gu guztiok eraman duguna,

hemen gauden guzti-guztiok,

deitoratu, pairatu eta isildu duguna,

eta gurekin galtzera zihoana sekulako.

Azkenean hemen gaude denok elkarrekin,

eta ozen esan dezakegu:

altxa dezagun guztiok burua,

-

gaur, azaroaren 8an, omenaldi hau egin nahi dizuegu eta. Eskerrik asko Auritzeko herriari, eta hemen egoteko modua eman diguzuenei, zuekin batera, CONSTANTINO, BAUTISTA, LUCIANO eta ISIDOROrentzat eta, berriz ere, eskerik asko guztioi hemen egoteagatik.

Han sido necesarios muchos años...

al menos 71 para podernos unos pocos reunir

gracias a todos los que aquí estamos

y a los que no han podido venir.

Han sido años de añoranzas; tristes y sentidas

de sentimientos duros sin poder compartir

de necesidades escondidas

por miedo a poderlas sentir.

De cuando uno sabe lo que nos ha pasado

y lo calla por no poderlo compartir

porque quien lo contaba era culpable

y quien lo escuchaba no lo podía repetir.

Cuanto hemos perdido en este tiempo

y cuanto se nos ha hecho sufrir

cuanto dolor vivido y silenciado

cuanto se ha quedado sin decir.

Años de búsqueda sin resultados

del esfuerzo diario que sólo nos hacia sufrir

de lloros a la vuelta de esos pueblos

de los que creíamos los teníamos allí.

Sufrimiento transmitido a todos

a todos y cada uno de los que estamos aquí

llorado, sufrido y silenciado

y condenado con nosotros a morir.

Por fin estamos todos juntos

y en voz alta lo podemos decir

levantemos todos la cabeza

que hoy 8 de noviembre

este homenaje os queremos rendir.

Gracias al pueblo de Burguete y a los que nos han hecho posible estar aquí con vosotros a CONSTANTINO, BAUTISTA, LUCIANO e ISIDORO y de nuevo muchas gracias a todos por estar aquí”.

Proceden a continuación todos los presentes incluida la corporación municipal a aplaudir la intervención.

Interviene a continuación Dña Ana Belasko Egía dando lectura al siguiente texto:

“Buenas Tardes

Hace unos días, uno de mis tíos me pidió que preparara unas palabras para este acto.

Como en otros momentos de mi vida, pensé que no conocía gran cosa de mi familiar Egia, de su pasado en este pueblo y, desde luego, de la muerte de cuatro de sus miembros. Tampoco he sabido del devenir de algunos de los descendientes de quienes fueran mi abuelo y sus hermanos.

Por ello, mi primera reacción fue decir que no podía intervenir ante este Ayuntamiento, Luego, se me ocurrió que debía aprender algunos datos sobre aquellas personas fallecidas y sobre sus escasos descendientes, incluso detalles de dónde y cómo habían rehecho su vida.

Pero, cuando me puse a preparar estas líneas, vi que este esfuerzo sólo ayudaba a desdibujar la verdad,

Yo sé que mi abuelo materno, Isidoro Egia Olaetxea, tenía tres hermanos más: Constantino, Juan Bautista y Luciano. Siempre me han dicho que era taxista y que estaba afiliado a un sindicato obrero. Que lo detuvieron en 1936, al igual que a sus hermanos, y que a todos los fusilaron. Que mi madre ni siquiera lo conoció y que los restos de su progenitor continúan enterrados en algún lugar desconocido.

No dispongo de muchos más datos. Por ello, quiero dar las gracias a las personas que, sin conocer de nada a aquellos fusilados, han dedicado su esfuerzo a organizar y participar en este homenaje.

A mi madre y a mis tíos Egia, que tanto han sufrido y que tanta necesidad tienen, aún hoy en día, de una reparación moral por todo lo que de niño se les sustrajo, este acto – estoy segura- les hace sentir demasiadas cosas.

Sin duda, tristeza, la que siempre les ha perseguido: pero también orgullo y felicidad al saberse queridos por los presentes en este salón.

De aquellos terribles acontecimientos, de aquella guerra y sus mil miserias posteriores, todos hemos conocido a lo largo de los años y cada uno de nosotros tiene una visión.

Pero, ya era hora de que salieran también a la luz los silencios, la soledad y el ostracismo que muchos han soportado y sufrido durante décadas.

Por ello. Para ayudar a nuestros padres a sentirse más cerca de quienes fueron los suyos, gracias. Muchas gracias. Eskerrik asko.”

Proceden todos los presentes incluida la Corporación Municipal a aplaudir la intervención.

 

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Nota de Parque de la Memoria:

Llama la atención que en Navarra 1936 aparecen en Burguete/Auritz tres personas (en este acuerdo municipal se habla de más, se trata de vecinos hijos delpueblo residentes en otros puntos de la geografía, concretamente en Pamplona) queda por resolver porqué el acuerdo del ayuntamiento no incluye a Millar Escandón tal y como reza el nomenclator de Navarra 1936...(¿Probablemente por no ser hijo del pueblo?)

PÉREZ LUQUIN, Evaristo

MILLAR ESCANDON, Antonio (Gijón, 31-12-1911) - Este caso no se reconoce en el acuerdo de 2007.

UN DESCONOCIDO (Este caso pudiera estar conectado con la ciudadana francesa sin identificar)

En el acuerdo hay cinco vecinos no recogidos en el nomenclator de Navarra 1936 en el bloque de Burguete. Los cuatro "Eguia Olaechea" y "Urdiroz Apezarena" sí aparecían recogidos en el bloque de Pamplona.